3 jul 2011

Larry Brown, filósofo de la América Profunda

¡¡Hola, Zarigüeyos!! La obra que os presento a continuación me llamó el pasado jueves, 30 del mes pasado. Después de un mes leyendo los libros que había sacado de préstamo de la Biblioteca, regresaba al hogar, como si hubiera regresado de la guerra o de alguna expedición a tierras exóticas.
Larry Brown es un autor que apenas se conoce en la Península. Su manera de escribir es semejante a Hemingway, Faulkner o Carson McCullers. De hecho, me hice con el libro de cuentos, porque Julio, uno de los bibliotecarios, me dijo:
-Han llegado fondos nuevos.
Entonces, giré el cuerpo, después de dejar mi bolsa roja y negra, y me dirigí al estante de las novedades. Y encontré el libro de cuentos de Larry Brown: “Amor Malo y Feroz”. El título me llamó la atención; pero yo siempre he huido de las novelas románticas, y más de las baratas que no me hacen gracia. De todas maneras, decidí arriesgarme, y consulté el traductor, Luis Ingelmo. Me sonaba, pero de otras novelas. Por cierto, que su traducción no fue por obligación, si no por oficio y desprendimiento. Ingelmo llegó a USA, y se dio de bruces con el autor tras ver una película del mismo título, y se trajo varias obras de Larry Brown a España, de contrabando. Tradujo ésta, y las dos obritas que la componen (el resto son relatos sobre la desmesura del amor, como se pierde, o como la hermosa mujer de un marido obsesionado con un exhibicionista pervertido, le pone la cornamenta con su jefe-el de ella, no el del marido-y lo busca el desgraciado jubilado, y se da cuenta de que su vida es un desastre); su manera de escribir es directa, precisa y pulida. Y no se anda con digresiones absurdas. Los cuentos narran lo que narran, y no es posible cambiarles una coma. Son perfectos, y autobiográficos.
No me arrepiento haberlo sacado de la Biblioteca. Me he llevado una sorpresa, porque, quienes describen su vida, la de los personajes, los mismos protagonistas, son unos perdedores, con traumas, con el amor que, a última hora, se derrumba, o no llega a consumarse. De hecho, Larry Brown se dedica a ser autobiográfico. Incluso habla de sí mismo, en “92 días”, sobre sus comienzos de escritor o la creación literaria y la escritura. El cuento de “La Aprendiza” es semejante, pero bastante duro para el protagonista, que es testigo y lo cuenta. Su mujer se aficiona a escribir, y el esposo describe sus pesares, o como la relación casi se rompe (le sucedió a Brown, que su mujer le pidió el divorcio varias veces, porque no se ocupaba de sus hijos, ni de ella. Vamos, el llamado “gusanillo” de la escritura); cuando lo leáis, estaréis enganchados. Brown no acudió a ningún taller literario, ni a cursillo alguno en la Universidad. Asistió a la Gran Guerra, y cuando llegó, se puso a escribir. Al principio, rechazaron sus escritos. No lo comprendían. Pero, ya en la madurez, aún era joven, logró triunfar, pero un cáncer se lo llevó. Un hecho es verídico. Sus cuentos están narrados desde la realidad profunda de muchos americanos que no han tenido oportunidades en la vida, viéndose encerrados en un pueblo, o en una vida gris y dura.
Todos estos relatos merecen la pena. No sólo para aprender a narrar. Más bien, como Larry Brown logró pulir su estilo de escritura, con picos diamantinos, tan afilado como el dolor, o ver como la vida se mueve, en ocasiones, por circunstancias provocadas por los otros.
En fin, que no os lo perdáis.
Sig: N BRO amo

2 comentarios:

  1. Hola F.: Lo tengo apuntado en mi lista. Me hablaron bien de él en la Feria del Libro. Ya te contaré.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Jose,
    voy por el último cuento, que es una novela corta, y es impresionante.
    Abrazos, H.

    ResponderEliminar