31 ene 2011

El niño del cuadro-1

Todo está preparado para el gran acontecimiento. No es la primera vez que expone, pero sí es un importante hecho el que ocurra en su ciudad natal, siendo por fin un pintor consagrado y reconocido. Muchos años de idas y venidas estancias prolongadas en Madrid en Valencia, en Caracas, en tantos lugares, donde había soñado, donde aprendió de maestros como Sorolla, al que muchos críticos le comparaban. Sí, no podía negar que su luz, su amor por las marinas, tenían mucho que ver con la amistad que le une con el maestro. Al final, lo ha conseguido. Nada más gratificante que el que su gente en las Palmas de Gran Canaria le dé la oportunidad de hacer su primera exposición individual. En total son 55 cuadros entre retratos y marinas, muchos de los cuales tienen como tema fundamental las gentes de las islas y sus inigualables paisajes.

La guerra civil que ha asolado España no hace tanto tiempo ha marcado su temperamento y su sensibilidad, que como la de tantos artistas, ha quedado dañada con los horrores vividos. Por eso, en aquella recopilación de cuadros elige los más amables, los más líricos, en un intento de borrar la tristeza que todos desean ignorar.
En el cartel que anuncia la exposición, hay una gran fotografía de uno de los cuadros preferidos del pintor Gómez Bosch y que él mismo ha elegido expresamente, se llama “El vendedor de periódicos”. Allí está el niño al que sorprendió con su cámara fotográfica voceando el fin de la guerra hace más de dos años. El pintor lo ha inmortalizado con su pincel. El chico está corriendo de espaldas con un periódico en su mano derecha que enarbola por encima de la cabeza, mientras en el brazo izquierdo acarrea un montón de periódicos. Se puede leer el titular del ABC “La guerra ha terminado.” El niño tiene la cabeza vuelta hacia nosotros como si alguien le hubiera llamado en ese momento. Así, en medio de su carrera, ha quedado congelado para siempre.
Estamos en, Abril y la primavera se hace visible por todas partes. Ha empezado a anochecer y en Las Palmas de Gran Canaria, la exposición de pintura de Gómez Bosch acaba de ser inaugurada. Los amigos, los críticos e invitados ya han empezado a llenar el recinto de la exposición, se sirve una copa de vino y poco más, no son tiempos de lujos ni despilfarro, aún así el pintor ha querido tener ese pequeño detalle con su gente. En esa misma tarde se venden algunos cuadros, más de uno se interesa por el del vendedor de periódicos, pero en el último momento el pintor decide guardarlo para sí mismo. Se venden otras pinturas, quizás el más importante en cuanto a tamaño y precio se lo lleva el conde de Mayalde: “Degollada de yeguas” es su nombre. Varias personas siguen interesándose por “El chico vendedor de periódicos” pero definitivamente no está a la venta, un punto rojo así lo indica.
Ya pasan de las diez de la noche cuando el último de sus invitados se ha marchado y el pintor eufórico repasa con su marchante los innumerables puntos rojos que señalan las ventas.
—Tomás— Dice el marchante ofreciendo un cigarrillo al pintor. —Esto ha ido mejor de lo que yo esperaba, enhorabuena, te has metido a todo el mundo en el bolsillo y lo mejor es que a los críticos también, por lo menos eso es lo que me han dicho aquellos con los que estuve hablando. Por cierto, ¿Por qué no quieres vender el cuadro del chico de los periódicos?
Pues no sabría decirte, ha sido un impulso, de pronto pensé que no quería olvidar aquel día, aunque seguramente ninguno de nosotros lo hará. En cualquier caso... No sé, el niño parecía tan feliz, tan lleno de vida, un símbolo de lo bueno que vendrá, las nuevas generaciones que levantarán este país. ¿Sabes? Me hubiera gustado conocerle, pero tenía tanta prisa... Vamos, te invito a una copa en casa y charlamos. ¿Te parece?

29 ene 2011

LA VOZ



Voy en coche, oyendo la radio, un programa de música que no escucho y que me está levantando dolor de cabeza. Cambio el dial, más música, fútbol, noticias, lo dejo en un programa donde llaman oyentes y cuentan su vida. Nada interesante, pero se escucha fácil y me hace más llevadero el trayecto a casa. Una voz de hombre se queja de su mala suerte con las mujeres, considera que es desafortunado porque no consigue una relación estable al lado de alguien con quien divertirse y compartir sus cosas. Le escucho pensando que no es el único, ya me gustaría a mí tener a una persona que me hiciese compañía, en quien confiar. La voz es muy agradable, me gusta, resulta tranquilizadora.
Me paro frente a un semáforo en rojo, echo un vistazo alrededor, a mi derecha un coche grande con un hombre joven dentro. Le veo mover los labios, mientras mira al frente, me fijo en que va sólo, debe estar hablando con el manos libres. Miro mis manos en el volante, vuelvo a fijar mi vista en ese hombre, en sus labios, se mueven al ritmo de la conversación que estoy oyendo en la radio. Ahora no, permanece con la boca cerrada mirando al frente, el presentador está preguntándole algo, ahora responde, vuelve a mover los labios. Es él, la persona que estoy oyendo hablar por la radio.
El semáforo se pone en verde, tardo en reaccionar y él sale delante, enseguida meto primera y me sitúo detrás, sigo oyéndole hablar, una voz muy masculina, pero sensible. Me paso el cruce por el que debería desviarme, no ha sido intencionado, pero decido seguir detrás de esa voz que tanto me atrae.
A los cinco minutos, gira y se mete en una gasolinera, le sigo, aparco a un lado. Sale del coche a repostar, me gusta. Ya no le oigo, hace un rato que terminó su llamada. Continúo absorta en sus movimientos, qué tonta, mejor arranco y me voy a casa.
Deja la manguera en el surtidor y entra a pagar, sin pensarlo me bajo del coche, me pongo detrás en la cola. Realmente no sé que hago allí, antes de que piense en nada, se da la vuelta y se encuentra de frente conmigo, me mira. Le digo que le he oído por la radio, me pongo colorada, él también. Nos quedamos mirándonos tímidamente, echamos un vistazo alrededor. Al fondo de la estación de servicio hay una barra de bar, sonreímos y nos dirigimos hacia allí.

El espacio en el cuento español actual

Hola amigos:
Por si os interesa, os indico un link en el que se hace una reseña de un libro de recopilación de nuevos autores de cuento en español. Más allá de los estilos y gustos de cada uno, creo que es interesante conocer y leer qué se escribe ahora para estar al dia, no vamos a estar siempre con Chejov, Carver y Cortázar.
Lo que me ha llevado a poneros el link es que analiza un poco cómo se hacen aquí los cuentos, comparando incluso con los americanos, y se hace especial referencia a la "localización" de los cuentos, al espacio o lugar en los que se desarrollan, que es el tema que vimos el pasado jueves en el Taller.
Espero que os parezca interesante.

http://www.revistadelibros.com/articulo_completo.php?art=4745

http://www.menoscuarto.es/?v=catalogo&id=074

Hasta pronto

26 ene 2011

FIN



FIN

Suena el despertador, como siempre la sensación de inquietud al oirlo, el corazón palpitando rápido y la impresión de no haber dormido lo suficiente. Doy media vuelta, me tapo, cierro los ojos, cuento hasta diez despacio, disfruto de esos escasos momentos de más en la cama. Mejor me incorporo, me voy a dormir otra vez y acabaré llegando tarde. Me siento, abro los ojos un poco, parece que los párpados a esas horas todavía no tienen suficiente elasticidad. Busco con los pies las zapatillas, me las pongo, me incorporo y camino como una autómata hacia el baño. No enciendo la luz, me basta con la que entra por la ventana. Hago pis, ya puedo abrir un poco más los ojos. Abro la llave del agua de la ducha, mientras se calienta, tiro de la cisterna y me quito el pijama. Lo dejo medianamente bien doblado sobre una banqueta. Entro en la ducha, qué gusto. Podría pasarme horas allí, cierro los ojos, vuelvo a estar soñando, me relajo con el ruido que hace el agua al caer. Cierro el grifo con desgana, si sigo así llegaré tarde. Me seco, me visto. Vuelvo al baño, me miro en el espejo, tengo ojeras pero al menos los ojos ya están abiertos. Me pinto un poco, lo justo para mejorar algo el aspecto, me hago una coleta. Ya estoy lista.
Busco la bufanda, el abrigo, el bolso. Lo dejo todo en la puerta y corriendo abro la puerta de la cocina, enciendo la cafetera, mientras se calienta bebo un vaso de agua, saco una taza, el azúcar, la cucharilla, la leche de la nevera, ya puedo hacer el café. Qué bien huele, lo bebo de un trago, dejo todo en su sitio y ya, sin tiempo ni para lavarme los dientes, me pongo la ropa de abrigo, cojo el bolso y salgo corriendo de casa. Qué frío, camino rápido hacia el coche. ¿Dónde lo aparqué anoche?, creo que hacia atrás. No lo veo. Subo el brazo en alto y le doy a la llave con la esperanza de ver alguna luz en la hilera de faros que tengo ante mí. Debí dejarlo en la calle de atrás, sigo disparando con mi llavecita mientras camino, al fondo parpadea una luz Es verdad, anoche lo dejé allí.
Me meto en el coche, hace más frío todavía que en la calle, el cuerpo no me para de temblar. Arranco, miro la temperatura, -4º, no me extraña que esté helada. Echo un vistazo al reloj del coche, ya llego tarde. Enciendo la radio, noticias. Meto primera y circulo por mi barrio. Ya hay bastante tráfico pero por suerte todavía no es la hora de los colegios, así que llego sin atascos hasta la autopista. Otro vistazo al reloj del coche, quizás llegue a tiempo.
Entro en el carril de aceleración en dirección a la autopista, el sol de frente me deslumbra, casi no veo. Pongo en funcionamiento el limpiaparabrisas de un manotazo. Freno un poco, asustada, el cristal se ha puesto traslúcido. Sin pensarlo, doy al agua y entonces lo único que tengo delante es un destello, intento ver algo estirándome hacia arriba, luego hacia abajo, derecha, izquierda. Sólo ese resplandor, freno algo más pero no me atrevo a parar en seco, noto como los coches hacen temblar el mío al pasar raudos a mi lado, me pitan, no sé qué hacer, piso el freno un poco. Empiezo a temblar, no puedo mover las piernas, me quedo agarrotada. Entiendo lo que ha pasado, el cristal demasiado frío ha formado una capa de hielo al mover los limpiaparabrisas que yo he acrecentado echando agua. ¿Cómo he podido ser tan tonta?. Sólo ese gran reflejo delante, los coches que balancean a su paso el mío. He parado totalmente. Por los laterales veo pasar los coches a toda velocidad. Sigo sin ver nada enfrente. Empiezo a llorar. Oigo un chirriar de frenos. Me paralizo, sigo agarrada al volante. Algo me golpea, oigo un ruido enorme. El destello se acrecienta, ocupa todo el espacio, me ahogo en él. Después ya no siento nada. Fin.

25 ene 2011

Me está complicando la vida...

La viñeta es de Will Watterson y el protegonista es Calvin.
Calvin and Hobbes.

20 ene 2011

S. Zweig: Ardiente secreto. (Reseña de un amigo invisible)


Ya he reafirmado muchas veces mi pasión por Stefan Zweig, sea ésta otra ocasión para ello; no hay libro suyo que no me sorprenda favorablemente, y Ardiente secreto es otro ejemplo más.

Puedo admitir que para un lector ocasional, “no profesional”, una novela como ésta puede, a primera vista, provocar una reacción de rechazo como previsión ante algo así como un folletín decimonónico: nos encontramos en la época de finales del XIX, en Austria, periodo imperial por excelencia, palacios, fiestas, con sus aristócratas banales y damiselas sin enjundia, que hay que admitir que no se encuentra en ningún pedestal de modernidad.

Pero, como siempre, Zweig está por encima de todo esto y nos presenta una novela no solo con una construcción impecable y de una belleza de primer nivel sino también con un argumento sustancial con descripciones psicológicas que ya quisieran poder exponer muchos.

En este caso nos encontramos en un centro vacacional austríaco, (el Semmering, que cuenta con un ferrocarril montañés cuyo tramo está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco), con el típico barón joven, de buena facha, que parece que no tiene demasiadas aptitudes para la vida interior, contrariado por la falta de emociones y de alguna mujer con la que perder el tiempo y coquetear. Por supuesto, ésta aparece con su perfil clásico, sola, bella y recatada, con un marido demasiado ocupado en sus negocios, y acompañada por su hijo de 12 años.

Con estos elementos tan clásicos, Zweig elabora una trama que se aleja totalmente del folletín tradicional. Los protagonistas, cada uno desde su lado, van adquiriendo importancia y el lector puede empatizar con cada uno de ellos según sus gustos; ante unos hechos que podrían ser cotidianos, las actitudes de cada personaje no se detienen y muestran la genial capacidad del autor para la descripción emocional y psicológica de los mismos. A la tradicional fuerza de los papeles femeninos de Zweig, en esta pequeña novela se suman todos los demás:

- El hijo, que padece la incomprensión e indefensión ante el mundo de los adultos pero muestra su capacidad de reacción ante ello. Nos encontramos con la dificultad del paso de la infancia a la adolescencia que todos hemos sufrido.

- La madre, con su oculta pero evidente necesidad de salir de su cómodo y gris mundo sin estímulos que, ante una chispa de emoción, casi pierde el control de lo que más quiere.

- Una fantástica descripción de la figura del seductor, su indiferencia ante los sentimientos de la mujer que coloca en su punto de mira, todo en aras de conseguir una conquista más que le permita disfrutar de sus vacaciones.

En conclusión, otras 120 páginas maravillosas, de lectura adictiva, que mantiene al autor austríaco en lo más alto de mi personal podio de escritores.

A vueltas con los libros...


Creo que este cartel es una publicidad de una librería. El mensaje es muy bueno.

17 ene 2011

Postal desde Bolonia


Lo cierto es que mando la foto desde Madrid, me voy mañana a eso de las 5 de la mañana (Lo que tiene viajar en low cost). Nos vamos dos amigas a comer bien (El lugar donde mejor se come de Italia, dicen), de compras y a despejar un poco. Os cuento a la vuelta:)

16 ene 2011

45 y la estilográfica letal (Dedicado a Antonio, él lo sabe)


Las huellas, manchadas por un rastro de tinta negra, con rasgos de verdor, se habían endurecido en la nieve. Tras seis o siete pasos, el cadáver, endurecido por la presión del frío y la humedad de la nieve, permanecía tumbado boca abajo. Los de la Científica aislaron el cadáver para evitar contaminaciones. Una pluma permanecía en las manos de la víctima, apretada; pero los nudillos, púrpura, se tornaron blanquecinos.

Un agente se dirigió a 45:

-¿Qué ha sucedido, exactamente?

45 meditó un momento, mientras observaba las huellas mancilladas en la blancura de la nieve. Lo cierto es que las huellas, observó, estaban marcadas por otras encima de las primeras.

-Alguien se ha tomado muchas molestias para trasladar el cadáver.-dijo 45.

-Eso es muy obvio-replicó el agente-¿y la tinta?

-Sí, es tinta. Pero con un compuesto alcalino verde.

-¿Y es?

-Posiblemente, veneno.

-¿Y lo ha deducido sin examinarlo?-preguntó el agente.

-Cada maestrillo tiene su librillo... Por otra parte, me gustaría saber a quién pertenece la pluma estilógrafica. Es una Montblanc, edición limitada. Muy rara y muy cara.

Uno de la Científica agarró la pluma y la examinó. Costó arrancarla de la apretada mano.

-¡Sí, es cierto! Es una Montblanc-exclamó.

-Ahora, sólo queda averiguar quien es el asesino-comentó el agente.

-No hace falta. Sé quién es-replicó 45. El agente de policía no dio crédito a sus palabras-Y es posible que lo confiese todo.

45 se dirigió a la Universidad, y entró en el despacho del Decano. Este se hallaba sentado en el sillón de piel, dando la espalda, con un vaso de whisky en la mano derecha, y esta se balanceaba rítmicamente, sin perder la armonía del movimiento.

-Ha tardado muy poco en dar conmigo, 45. Es digno de su nombre.

-Olvidemos las zarandajas y felicitaciones.

-Concedido-dijo el Decano.

-Trasladó el cadáver y pisó las mismas huellas, pero con distinto calzado. Eso es comprensible. Lo menos comprensible es la estilográfica. Un regalo letal. Contiene un veneno alcalino. Una pequeña cantidad que puede matar a una persona...

-Penetra en la piel-corrigió el Decano-El efecto es fulminante. Tras atravesar los capilares circula por la sangre, y la víctima muere en el acto.

-Nunca me jor dicho, y de paso, me ahorra el trabajo. ¿Qué relación tenía con la víctima?

-Enemigos desde el parvulario-explicó el Decano-Acoso, opresión, maltrato, humillaciones. Un poco de todo. En realidad, el fiambre, y disculpe mi vulgaridad, 45, es dueño de varias empresas, o lo era. Vino a la Universidad a dar unas conferencias. La invitación fue a propósito. Le regalé la pluma, y preparé el veneno. Soy Catedrático en Químicas, de manera que no me costó mucho esfuerzo fabricarlo. De la estilográfica sólo modifique la punta, más afilada. Lo suficiente para que el impresentable se pinchase por accidente.

-Un trabajo loable y genial-comentó 45.

-Sí, teniendo en cuenta que la víctima, muy en el fondo, era idiota.

-También hay idiotas entre los vivos, y nadie va asesinándolos por ahí, con plumas estilográficas-atajó 45.

-Cierto. ¿Qué hará conmigo, 45?-preguntó el Decano.

-Eso no es asunto mío. Es competencia del tribunal. No le queda más remedio que entregarse.

-A los dos días estaré en la calle. No hay pruebas concluyentes-y el Decano se carcajeó sonoramente, como cuando la risa sale de una cueva demasiado oscura y tétrica.

-Lo sé. Correré el riesgo.

Y 45 abandonó el despacho.

Días después, 45 recibió un pequeño paquete por correo, firmado por el Decano. Lo abrió, y era el estuche azul de una pluma estilográfica Montblanc. No abrió el estuche, pero lo movió, por sí había lo que sospechaba. Luego, lo abrió. La estilográfica descansaba con un brillo marmóreo. Lo cerró, y tiró el estuche a la basura.



13 ene 2011

MADRID - DALLAS (Cuento antinavideño)

¡Perfecto, el segundo también había sido perfecto! A pesar de la tensión, de los nervios, de que nunca había hecho nada igual, mantenía una calma demoledora, un pulso tranquilo.
Soy un fenómeno, se dijo, donde pongo el ojo pongo la bala.
A pesar del frio sudaba, y algunas gotas resbalaban desde la frente hacia la nariz desde donde, después de un breve balanceo en la punta, caían empapando el serrín esparcido por el suelo que amortiguaba el ruido de sus movimientos. Ya que contaba con un segundo lo aprovechó para relajarse y, aún en cuclillas, se volvió y dejó caer su espalda contra la pared.
Pero la relajación le sacó del trance y le metió en el remordimiento. Sí, sabía que Ellos realmente no eran los culpables, al contrario, eran los únicos que se podían salvar de toda aquella mentira. Además, los quería, y eran algo tradicional de verdad, ¡de toda la vida!, ¡y se los estaba cargando!
¡¡Dios mío, qué estoy haciendo!! se reprochó.
Pero, ¡qué coño!, ellos también forman parte del engaño. Siempre con esas sonrisas forzadas, en sus anuncios de televisión llenos de niños felices, que si ellos y sus pajes suben hasta las ventanas de las casas… ¡y una mierda!
Siempre lo sospeché, de niño me mantenía despierto todo lo que podía y nunca fui capaz de verlos. Y qué me dices de que si luego quieres cambiar el regalo, los del Corte Inglés tienen un acuerdo con Ellos para hacer los cambios y tal… ¡pero qué patraña! ¿qué podía tener, cinco, seis años? y ya lo sospechaba todo. Mi padre tenía razón cuando decía que no eran magos, que eran malos, peores que yo incluso, y que por eso nunca me traían nada.
Una gota de sudor mal encaminada le provocó un pestañeo inesperado, lo que le hizo volver a la realidad.
¡Maldita sea, me he despistado, ya se ha jodido todo!
Pero no, lo que en un principio consideró como un lapsus demasiado largo no había ocupado más que unas décimas de segundo, suficientes para que la capacidad infinita de su mente recapitulara como si fueran pura realidad aquellas imágenes que a menudo en aquellas fechas le aturdían y volvían loco. Un chasquido interno lo sacó de aquello y lo entonó. Levantó la vista, respiró profundamente y sin dudarlo se dio la vuelta, apoyó el codo en el poyete de la ventana repitiendo la posición de las dos veces anteriores y colocó fijamente el rifle sobre su hombro.
Se percató de que alguien gritaba, la gente se había empezado a dar cuenta, intuyó que el pánico ya estaba presente en la escena, pero no lo suficiente como para romper la estructura de la Cabalgata, que no había abandonado todavía la Plaza de Emilio Castelar. Enfocó con la mira telescópica y, efectivamente, allí estaba él, el tercero, el negro.
¡Jódete! Y disparó con precisión.
Inmediatamente fue consciente de que por fin lo había hecho, había que hacerlo y lo había hecho. Se sentía inmerso en un indefinible sentimiento placentero, en un arrebato extático que le mantenía cerrados los ojos, hasta que notó que algo ocurría tras la puerta. Mientras se giraba hacia ella sonó un golpe terrible, alguien la estaba aporreando, y de repente se vino abajo con un gran estruendo. Se produjo una violenta corriente de aire al caer la puerta y todo el serrín desperdigado por el suelo formó una nube espesa que lo llenaba todo, incluso se le metió en la boca, empastando su saliva y bloqueando su faringe para que dejara de respirar, como un castigo divino por todo aquello que acababa de hacer. Pero daba igual, no respiraba, ni siquiera se atragantó, había llegado a lo que hacía mucho tiempo había soñado, era Dios, estaba por encima de todo aquello.

RESACAS

Otro despertar con dolor de cabeza, cerrar los ojos, esperar pacientemente a ver si desaparece. Abrir los ojos, no es un sueño, otra mañana con resaca. Cerrar los ojos, sentarse en la cama, peor todavía, el movimiento aumenta el martilleo.
Todas las mañanas lo mismo, sensación de cerebro oprimido y un pensamiento: No volver a beber.
Pasar las mañanas con temblores, desayunar café y pastillas para la migraña. Después de comer, mucho sueño. Pasar la tarde con ganas de siesta y al salir de la oficina, encontrarse bastante mejor.
Una cervecita antes de ir a casa sentará bien, por eso de euilibrar el PH. Ese es el primer paso que desencadena una série de circunstancias que acaban siempre con otra mañana con resaca.
Charla con el camarero sobre el partido del día anterior, entra un conocido. Me tomo una más contigo, pero luego me voy, hoy me quiero acostar pronto que llevo una semanita. Es lo que tienen estas fechas, siempre se acaba uno liando. Y aparece alguno más, se incorpora a la conversación. Pues ya con la hora que es podríamos cruzar enfrente a picar algo, que ponen unas tapas buenísimas. La siguiente ronda la pago yo. Creo que me paso al vino, me hincha tanta cerveza. Tráenos la carta de vinos porque, ¿Mejor una botella, No?, somos cuatro y nos la bajamos sin enterarnos, ¿Preferís Ribera o Rioja?
Y despúés de la primera botella, se pide la segunda, para acompañar el queso, y ya se olvida el cansancio, la mañana con resaca, ¿Vamos a tomar unas copas donde siempre?, estos días está lleno de chicas que salen solas para festejar la Navidad, buena época para salir de caza, aunque uno siempre vuelva solo y en mal estado.
No siempre comienza el ritual de la misma manera, de hecho los primeros días es algo planeado, ¿Salimos a emborracharnos con la excusa de la Navidad? O ¿Cenamos un día de estos que hace mucho que no nos vemos?, o bien suena el telefono y tu amigo del alma, al que no ves hace seis meses te pregunta, ¿Dónde andas tío? ¿Qué es de tu vida? ¿Nos tomamos algo a la salida del curro?
Así día tras día desde mediados de diciembre. En Nochebuena, le pides a tu madre que te haga un caldito y te retiras a una hora prudencial, un poco achispado para no variar.
La resaca dura hasta el 8 de enero, momento en el cuál recuperas el control y haces una lista enorme de propósitos para el próximo año, entre los que siempre está adelgazar y dejar de beber, aparte de mejorar el nivel de inglés. Te martirizas unos días pensando en ello, sin encontrar el momento de comenzar con tan ardua tarea pero pronto centras la atención en cosas más importantes, así hasta las siguientes navidades.

12 ene 2011

¿DÓNDE ESTÁS?

¿Dónde estás, amor, que no te veo? ¿Dónde estás que no te oigo? Pasas a mi lado y ¿no me hablas? Sé que existes, a veces te huelo Te susurro porque sé que me oyes Tiendo mi mano para que la toques Abre los brazos Para hundirme en ellos.

Librerías en Madrid

Hola amigos:

Creo que me habréis oído alguna vez hacer un comentario acerca del placer de visitar librerías tradicionales, de las de antes, en las que tratan a los libros como lo que son, objetos valiosos y deseables. Por supuesto, nada que ver con los departamentos de libros de las grandes cadenas comerciales.
Os indico un link donde habla un poco de esto e indica algunas librerías de Madrid. No están todas, algunas de mis favoritas, pero está bien.

http://www.lomography.es/magazine/locations/2011/01/09/librerias-independientes-madrilenas

Hasta pronto

10 ene 2011

NOCHEVIEJA EN FAMILIA




Abro los ojos, veo el techo de casa de mi suegra, qué feliz estaba dormido. Me estiro, me siento, me tiro un pedo. Menos mal que mi mujer ya se ha levantado, me recriminaría por ello.
Enciendo la lámpara de la mesita, miro el reloj, las 12, no está mal. Sólo me quedan unas horas de paciencia, antes de desaparecer de esta casa por trescientos sesenta y cinco días. No hay quien se libre de la cena de Nochevieja, pero lo que es seguro es que a mí no me ven el pelo el resto del año. Menos mal que mi mujer no insiste en que la acompañe en verano, que no tenemos niños que necesariamente tendrían que ver a sus abuelos. Peor todavía, igual por unos nietos serían capaces de salir de su rutina y venir a visitarnos.
Me tiro otro pedo, normal, es imposible acabar de digerir los excesos de la cena de ayer.
Mientras me ducho rememoro la feliz reunión:

Asistí como invitado paciente a una mesa donde no paraba de llegar comida, mi suegra corría de la cocina al comedor, llevándose bandejas vacías, llenando otras. Era increíble ver lo rápido que aparecía un nuevo plato delante de mí, por no hablar de la cantidad de fuentes que iban llegando a la mesa con las cosas más variadas. La mujer debe creer que tiene familia numerosa, no sería yo quien le aclarase que éramos cinco a cenar: Ella, su marido, su cuñado, mi mujer y yo. Mi suegro se encargaba de servir el vino, imposible tener la más mínima idea de lo bebido, la copa siempre estaba llena. La de él también, en algo tenía que entretenerse el hombre. El cuñado no paraba de engullir, para deleite de mi suegra, por algo parece un buda. Por lo menos comía en silencio, tiene poca conversación Mi esposa ayudaba a su madre, iba y venía también, mi suegra pedía que se sentase, le quitaba protagonismo. Traté de mantener una conversación, introduje varios temas banales que creía que podían interesarles, imposible, nadie escuchaba. Mi suegra sólo hablaba para insistir en que comiésemos, mi suegro sonreía y llenaba las copas, el cuñado estaba muy concentrado en asegurarse que probaba todo lo que iba apareciendo en la mesa. Mi mujer se levantaba, se sentaba, criticaba que su madre no se sentase, no podía prestarme atención.
La televisión, por supuesto, a todo volumen, es un clásico navideño. De vez en cuando el aparatito conseguía sacarles algún comentario del tipo: “Pues sí que está flaca la presentadora”, ese era de mi suegra, claro. Mi suegro se reía con el cómico de turno, el cuñado sólo miraba la pantalla, no opinaba.
A partir de las once y media, todos atentos al reloj, ellos para acabar de devorar antes de las campanadas, yo a ver si a base de concentrarme en la esfera, conseguía que el tiempo pasase más rápido.
Por fin, las uvas y el brindis, la comida desapareció de la mesa. Mi suegro preparó whiskis para los hombres, mi suegra tras trajinar un rato en la cocina con la ayuda de mi mujer, apareció con varias bandejas de turrones y dulces, quizás alguno se había quedado con hambre. Se sentó a jugar a las cartas sin quitarse el delantal, creo que ya forma parte de su indumentaria en estas fechas.
Me senté en el sofá con mi whisky y un libro, lo peor ya había pasado. Mi suegra me miró con lástima y me dijo: “Es una pena que no sepas jugar”

Me saca de mi ensimismamiento mi mujer: “Pedro, llevas media hora en la ducha, baja a desayunar que mi madre ha preparado torrijas y aunque sea tarde y vayamos a comer en un rato, no le puedes hacer el feo de no probarlas”
Me tiro otro pedo, así hago un poco de hueco.

9 ene 2011

Batman desde el Abismo


Hola, Zarigüeyos, aquí estoy, el tío Hyeronymus para recomendaros otra publicación. Se trata del especial Prestigio, de la serie OtherWorlds de DC Comics. Como protagonista, tenemos a Batman & Drácula. El argumento es el siguiente. En Lluvia Roja, primera historia, Drácula llega a Gotham con la intención de reclutar nuevos "hijos" para su causa (quiere vampirizar toda la ciudad, y luego, al mundo. Batman lo impide, exceptuando que una vampira Tanya, lo convierte en un vampiro nuevo. En la segunda, Tormenta de Sangre, el Joker recluta a los vampiros "huérfanos" de Drácula, y arma la del Joker es Cristo; pero Batman ya es un vampiro completo, por la mordedura oscura de Drácula en la primera historia. Y Batman, contaminado, pierde el control de su naturaleza humana que, en la tercera historia, Niebla Roja, un Batman completamente vampirizado, descontrolado y sediento de sangre, cumple su última misión como superhéroe: limpiar todo Gotham City de delincuentes menores y supervillano, y sacrificarse por la ciudad, para redimirse. No hay muchos enfrentamientos en la novela gráfica, pero eso es lo de menos, porque, los personajes, tanto de Batman como de Drácula, logran un atractivo inigualable con su enfrentamiento, en donde se postula la lucha de la Luz contra la Oscuridad, aunque son dos oscuridades las que chocan. Quien gana o pierde depende de la actitud del lector. Publicado por la editorial Planeta-DeAgostini, en un especial, es un ejemplar para no perdérselo.

7 ene 2011

Viaje al corazón del misterio


Hola, Zarigüeyos. Como el año pasado os recomiendo un libro que me estoy leyendo: La Isla Mágica. Un viaje al corazón del vudú (título.subtítulo) escrito por el legendario periodista, ivestigador y escritor americano William Seabrook. Nació en Westminster, Maryland en 1886. Tuvo una infancia bastante desagradable porque su madre era muy controladora, y llevó esta su actitud dura, hasta el punto de no permitir la unión con otra mujer, de su hermano, es decir, que su madre no aceptó la unión de su hermano pequeño, y murió (el hermano) de pesadumbre, enfermando a ojos vista. Esto dejó marcada la vida de Seabrook, que se empleó en varios trabajos, hasta que logró graduarse en la Universidad, y estudió la carrera de Filología. Y eso pagándose los estudios cuando podía. De hecho, se empleó en el periódico local de su tío, y fue quemando etapas hasta ser el escritor más solicitado. Trabajó para la prensa de Hearst, y se convirtió en un tipo favorito de mujeres. Llegó a casarse tres veces, y tener amantes. Se interesó por la Magia Negra y el Vudú. Escribió Wichcraft, obra que le costó la vida y que pagó por una muerte por excesos, y por circunstancias extrañas. Con la Isla Mágica, nuestro viaje empieza en Haití, y termina ahí. Seabrook nos narra con delicado pulso periodístico (ríete tú de Capote) sus investigaciones respecto al vudú, un culto ancestral africano que une mitología cristiana con la religión africana, y se lee como una novela-reportaje-ensayo. Sí, ya lo sé. Diréis, ¿y por qué Hyeronymus os trae obras tan raras? Bueno, tan rara no es, por que Seabrook, en esta obra ha puesto los cimientos de la investigación sobre este culto caribe, y fue el precursor de otras obras semejantes (ahí tenemos a los autores actuales, con las pautas de Seabrook), y lo cierto es que engancha, porque el misterio se insinúa, pero pocas veces se revela.

Lo podéis encontrar en la Biblioteca Gloria Fuertes: signatura: 29 SEA, en los anaqueles de Religión y Filosofía.
El retrato es de William Seabrook.

5 ene 2011

T-DOG

Hacía rato que una tenue luz diurna se colaba por una rendija del ventanuco rompiendo la oscuridad de la noche que se iba diluyendo poco a poco. Un fuerte olor a polvo y a cosas viejas llenaba la habitación en penumbra. De pronto, una voz plana, monótona rompió el silencio del lugar.

—Yo me largo, no aguanto ni un día más en esta cárcel.
Al momento un coro de pequeñas voces inundó el desván, hubo varias toses hasta que una se alzó sobre las otras y después de un tímido carraspeo consiguió hacerse oír.

—Y tú ¿Dónde dices que te vas? ¿Qué tontería tan tonta se te ha ocurrido? ¿Estás colgado o se te ha averiado el programa ?
El soldadito de plomo hablaba desde su pequeña caja de cartón asomando su cabeza por encima de la estantería con gran riesgo de perder el equilibrio. Llevaba años allí, olvidado desde que perdió una de sus piernas en alguna escaramuza que no conseguía recordar, esta minusvalía le había vuelto temeroso y por consiguiente no podía entender que alguien se atreviera a abandonar el único hogar que todos ellos conocían.
—Me voy porque quiero conocer mundo, y además esta noche vienen los Reyes Magos y traerán mas juguetes a Oscarito, que casi me tiene olvidado y estoy cansado de no hacer nada, pues hace tiempo que no juega conmigo. Soy un perro robot antiguo y ya “no molo” como dice él. Mi tiempo se acaba, tengo que irme antes de que mis circuitos se deterioren por completo, antes de que me convierta en un inútil objeto inanimado. Lo siento, os echaré de menos.
Terminado el discurso T-Dog movió el rabo de izquierda a derecha y de un golpe seco cerró la boca. Un coro de murmullos acogió el final de la larga perorata, solo una voz pequeñita y suave se dejo oír.
—Yo que tu no me movería de aquí, aunque estamos aburridos tenemos un techo que nos resguarda del frío y del calor y después de todo no se está tan mal sin hacer nada. Aun recuerdo como si fuera una pesadilla cuando Sonia jugaba conmigo. ¡Si supierais la de veces que intentó sacarme los ojos! Y los tirones de pelo que me daba cada vez que me peinaba. Es más, tengo algunas calvas desde entonces, con deciros que me alegré el día que me sustituyó por una cursi embarazada que cuanto más la tiran del pelo más le crece. Y para colmo, la tonta se hace pis cada dos por tres...
Ñoña, tu es que eres un poco ñoña. Yo si pudiera me iría con T-DOG, pero estoy desinflado y en estas condiciones no ruedo nada, nada ¡Ay lo feliz que era cuando Oscarito me molía a patadas!, lo que daría ahora por volver a rodar en la hierba fresca del jardín, pero desde que le regalaron el ordenador, yo creo que se ha olvidado de jugar. ¡Está todo el día sentado!
—Si ,en eso tienes razón, yo también sería feliz arrastrándome por el césped, desactivando minas del enemigo o plantando mi bandera en lo alto de la caseta del perro.
—Menos lobos, que ya sabemos de tu valentía.
— ¿Qué, que quieres decir inmundo peluche? ¡Que sepas que perdí mi pierna en una batalla ganada al enemigo y que desde entonces me retiraron con todos los honores a esta caja de cartón para que descanse. En cambio tú ¿Qué ha hecho un oso gordo como tú aparte de dormir con bebés y niñitas toda la vida?. Cuerpo de oso bravo y alma de gallina...eso es lo que eres.
Chicos, dejaros de peleas. Cada uno es lo que es y ha sido lo que ha sido, todos hemos hecho felices a nuestros niños en algún momento y eso es lo que cuenta, pero yo me diferencio de vosotros en que no me conformo con haber sido útil un corto periodo de mi vida, yo tengo la suerte de ser un diseño muy sofisticado para los tiempos en que me construyeron, me dieron inteligencia para decidir y la voy a utilizar antes de que sea demasiado tarde, pues me temo que esta noche llegue algún nuevo juguete más completo que yo y al final me tiren al cubo de reciclaje... Y os advierto que tarde o temprano a vosotros os pasará eso si continuáis en esta casa. Ya casi no caben más cosas en este desván, los juguetes del año pasado los traerán aquí para dejar sitio a los nuevos y tendrán que deshacerse de nosotros. Yo no pienso consentir que eso me ocurra, quiero probar a vivir una vida de perro de verdad, quiero aprender de ellos, sentir como ellos, me muero por mear en un árbol como ellos. Kira, la snauffer, me enseñara todo esto, se viene conmigo, también está harta de que nadie juegue con ella. Oscarito la ha olvidado hace tiempo, ni siquiera la saca de paseo, y tiene miedo de que algún día la abandonen en cualquier cuneta, dice que la caseta ya no es su hogar que ya no se siente querida ni siquiera útil. Por eso nos vamos juntos ¡Nos esperan grandes aventuras!
Un aluvión de comentarios cerró el discurso de T- Dog, mientras este, impasible y con paso seguro se dirigió a la puerta del caótico desván, con una de sus patas inteligentes la empujó y antes de desaparecer se volvió, miró por última vez a sus compañeros y susurró..
—Adiós amigos. Fue bonito conocerles, hasta siempre.

Ciclo vital



Una semilla en esta tierra desolada. Eso resultó finalmente.

Pero reconozco que no fue mi primer pensamiento al verles llegar.

Eran tan insultantemente jóvenes…

Se instalaron a las afueras del pueblo, en el viejo molino.

Paseábamos por los alrededores para observarlos.

Cuando nos veían, saludaban amablemente. Siempre sonreían.

Durante algún tiempo fueron nuestra comidilla.

La rubia tonteaba con el más fuerte y el de la coleta con la gordita.

Pero otras veces era al revés… Nos tenían desconcertados.

Han pasado unos años y las risas de los niños han vuelto a nuestras calles.

Ahora somos un pueblo con encanto.