25 jul 2014
“La tribu de los Tiny”
Ellos habitan o habitaban los intrincados bosques de la amazonía. Según la leyenda estos seres pequeños, eran tímidos y no se dejaban ver por extraños. Por esto no puedo asegurar si lo que cuento a continuación es algo que ocurrió o simplemente una fábula, pues nadie lo ha podido probar.
Parece que estos hombrecillos eran vegetarianos puros. Tenían un gran respeto por la naturaleza y por los animales. No cazaban, solo cultivaban y también recogían los frutos que las plantas y árboles les ofrecían sin que apenas tuvieran que molestarse en trabajar.
Eran gentes felices en su inocencia, no ambicionaban acumular riquezas que nada significaba para ellos. No necesitaban vestidos, iban desnudos, sus adornos los encontraban en la naturaleza y sus sombreros también. Sí, todos utilizaban sombrero tejido con ramas y lianas, posiblemente por coquetería, más que por necesidad de resguardarse del sol.
Pero...siempre hay un PERO. En este caso que os cuento, era el que hubo un momento en sus vidas que tuvieron problemas. Estos vinieron derivados de uno de los componentes de la tribu. Este, por razones que no se sabían, empezó a saltarse las normas no escritas de la convivencia y el respeto hacia su entorno. Más de una vez le sorprendieron matando pequeños animales y lo que es peor ¡se los comía!.Y como le cogió el gustillo a esto, abandonó por completo la dieta vegetariana y se hizo carnívoro.
Los viejos del lugar le advirtieron, que en su tribu nunca se había sacrificado a ningún otro ser vivo digno de seguir su propio ciclo vital. También se le dijo, que si persistía en su vil comportamiento, debería abandonar su pueblo e ir a unirse a otros que fueran comedores de carne.
El dijo que si, que nunca más ocurriría, que estaba arrepentido y que por nada del mundo iba abandonar su hábitat. Pero faltó a su promesa, una vez y otra más le pillaron cazando y lo que es peor, mataba simplemente por matar.
Se le volvió a hablar, él explicó que no podía contenerse, que cuanto más cazaba, más fuerte era el impulso que le dominaba, y que no sabía de donde le venía pero no podía refrenarlo. Se reiteró en que no pensaba dejar su pueblo y en que trataría de no caer en la tentación de nuevo. También dijo que de todas maneras tampoco era para tanto y que otras tribus cazaban y no pasaba nada.
Así las cosas, los jefes decidieron reunirse una noche para hablar del problema creciente. Una vez que se aseguraron de que el díscolo dormía, comenzó la reunión en la que no faltaba el hombre más sabio y respetado del lugar: el brujo.
Después de pasar la humeante pipa unos a otros comenzó la asamblea. Enseguida se llegó a la certeza de que Greedy parecía no tener ningún interés en terminar con su adicción y tampoco estaba dispuesto a erradicarse de la tribu. Entonces se le dio la palabra al brujo. Este lanzó a la fogata un puñado de hierbas secas que estallaron en miles de luces microscópicas, y cuando estas se desvanecieron, fue cuando abrió la boca y dijo:
-Greedy está poseído, atrapado por los demonios de la carne que habitan en él. y estos no lo soltarán a menos que le haga una limpieza a fondo.
(Podéis imaginar que el brujo hablaba con palabras bastante más sencillas, pero como yo soy quien traduzco, las he hecho más literarias).
Los componentes de la asamblea, conocían los poderes de su hechicero de cabecera, y enseguida le pidieron que hiciera lo que fuere para destruir a los demonios ocupas de su convecino. Este dijo que necesitaban a un componente de la tribu que estuviera a punto de abandonar la niñez y entrar en la pubertad. Solo alguien en este periodo (todavía puro) podría hacer lo que él, el brujo, le instruiría, y que era indispensable para desalojar a los malditos inquilinos.
No fue difícil encontrar al chico que necesitaban, había cuatro en edad de cambio que esperaban la nueva estación para pasar el ritual que les llevaría a la adolescencia. Escogieron a Smarty, era el más espabilado y aguerrido de todos y le enviaron a hablar con el brujo.
En pocas palabras, este le puso al corriente de varias cosas, lo principal era que tenía que robarle el sombrero con el que hasta dormía y lo hiciera desaparecer, puesto que entre el casco y la cabeza era donde se habían instalado los diablillos ocupas. Luego le dio una especie de cataplasma hecha con hojas variadas y desconocidas, también le advirtió que la noche siguiente era ideal para deshacer el encanto pues la luna estaría en cuarto creciente (el brujo realmente dijo “estaría gorda”) y además le añadió otras hierbas para que las pusiera en la pipa de Greedy.
Aquella noche nuestro héroe fue a visitar al embrujado. Le entregó unos pastelillos hechos por su madre y más tarde se ofreció para prepararle la pipa. Greedy, que era soltero y vivía solo en su cabaña, encontró agradable la visita y también los pastelillos (en estos la madre de Smarty había puesto bastante marihuana) Total que al poco, estaba montón de contento y bastante ido. Luego se puso a fumar la pipa (que también llevaba lo suyo de adormidera) y a la tercera calada cayó feliz al suelo roncando como un tapir.
Smarty le dio una fuerte patada para asegurarse de su inconsciencia, el otro ni se inmutó. Entonces le quitó el sombrero y se asomó a la cabeza del durmiente. Allí, había una especie de nido en el que dormían tres gordos y horrorosos diablillos colorados. La entrada de aire, les despertó y medio atontados empezaron a pelear unos con otros, y rápidamente les vino a la cabeza, el estomago.
-¡Es hora de comer!- dijo el más gordo
-¡Yo quiero carne!- ¡Y yo! -dijeron a coro los pequeños
Smarty les tocó con un palo de bambú que había preparado para ellos y...
-¡Eh, vosotros, si queréis comer entrar en este tubo, os he preparado carne en abundancia.
-¿Y tu quien eres?- era el gordísimo quien hablaba
-Yo soy Smarty, y vengo a daros de comer. ¿Cómo os llamáis?
-A mí me llaman Lu- contestó él- aquel imbecil canijo es Ci y el mostrenco es Fer.
No había terminado de decirlo cuando Fer le agarró por la cola y sujetándolo fuertemente le clavó una especie de tridente en el grandísimo culo. Lu cabreado le pegó un bofetón al del pincho que lo tiró patas arriba, aplastando en la caída a Ci, que aprovechó para morderle una pata. Y comenzó de nuevo la pelea. Smarty tuvo que poner orden y les recordó lo de la comida. Ante esta palabra mágica, rápidamente dejaron la reyerta y de nuevo Lu preguntó:
-¿Cómo hacemos para conseguir la carne?
-Yo os ayudo. Entrará en el bambú Fer, luego lo hará Ci y por ultimo tú, Lu, que eres el mayor y además el jefe. Venga no perdáis tiempo.
Smarty colocó el palo al lado de Fer y con una ramita le ayudó a entrar en el agujero, luego lo hizo con el siguiente y más tarde con Lu, este, se le atascó varias veces a la altura del enorme culo, y tuvo que empujar con todas sus fuerzas hasta que logró que entrara por completo. En cuanto estuvieron todos dentro, cegó el orificio con cera robada a un panal cercano y lo reforzó con una composición del liquido del árbol de latex (por allí había muchos) y con unos polvos que el brujo le había dado. Luego se taponó sus oídos con el resto de la cera, para no escuchar los gritos y promesas de los diablillos que habian empezado a comprender que les engañó.
Tal como le dijo el hechicero, y sin pesarlo dos veces, selló el cráneo del adormecido con la cataplasma, no sin antes rellenar el enorme hueco donde estuvieron los ocupas con paja.
Salió de la choza y fue hacia la gran hoguera que siempre estaba encendida en el centro del poblado. Allí se deshizo del palo de bambú y luego se dirigió al río, subió a la pasarela de lianas y entonces arrojó el sombrero por encima de la baranda del puente y luego echó a correr.
Dicen que la paz regresó a la aldea, que Greedy volvió al buen camino vegetariano, y que no recordaba nada de lo acaecido, es más, siempre decía que tenía la cabeza un poco ida, como si la tuviera rellena de paja... y tal como en cualquier pueblo suele ocurrir se convirtió en el inofensivo tonto del lugar y en aquel bosque no se volvió a cazar ni a matar hasta que...
Llegaron unos seres con palos donde escondían relámpagos y truenos. Eran bastante más altos que los Tiny, más blancos, y sobre todo más civilizados.
Pero eso sin duda, es otra historia.
M.Luisa Pino Junio 2014
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Grumpy-Relatos
6 jun 2014
Solos en el espacio
“Solos en el espacio”
No puedo recordar cuanto tiempo ha pasado desde que dejamos la tierra. Puede que varios años. No tenemos referencia alguna del período transcurrido desde que estamos dando vueltas por el cosmos. Creo que Freddy y yo somos los únicos supervivientes que hemos escapado al exterminio total de nuestro viejo planeta.
Siguiendo nuestra planificada rutina, de cuando en cuando nos posamos en un satélite u otro (hasta ahora todos deshabitados). Yo recojo muestras, mientras mi compañero encuentra tubérculos extraños que come con deleite, ambos estiramos las piernas y yo también tomo fotos, aunque soy consciente de que ya nada es necesario, ni sirve en absoluto. Después de tanto tiempo, conocemos que no vamos a ninguna parte y la percepción de un futuro incierto, empieza a pesar en nuestro ánimo. Solo la amistad y los años pasados juntos, mantiene nuestra moral intacta, junto con las pequeñas rutinas diarias que nunca olvidamos hacer para no perder la cabeza definitivamente.
Sabemos que un día u otro, no podremos reparar nuestra nave nunca más, que ésta se deteriorará definitivamente y caeremos en alguno de los múltiples agujeros negros que evitamos de continuo. Para entonces Freddy habrá muerto y yo también.
Freddy llegó a mi casa de San Francisco, una mañana soleada de mayo. Yo estaba saliendo de una perdida sentimental traumática, un divorcio, y necesitaba compartir la vida con alguien. No me acostumbraba a la soledad y decidí que debería buscar con quien compartir una casa grande y desangelada. Mi madre me dio algunas ideas, de las cuales solo me quedé con la ultima. Esta fue la que puse en marcha.
Solo habían pasado un par de semanas cuando el timbre de la puerta sonó y un empleado de MRW me hizo entrega del envío. El enorme cajón (me había costado una pasta) era perfectamente adecuado para el viaje que acababa de finalizar. A través de una tupida rejilla para respirar, apenas se podía adivinar que un ser vivo habitaba su interior. Nervioso abrí la portezuela, dentro, un pequeño animalillo negruzco, de sonrosado hocico me miraba con ojos asustados, todavía estaba medio adormilado por el sedante y no se atrevía a salir, lo pude sacar del habitáculo gracias a la ayuda de una golosina (a las que más tarde se haría adicto). Nada más verle, supe que nombre le pondría, Freddy, como mi ex marido, pues era igualito que él, este quizás menos cerdo que el anterior, pero eso estaba por ver. De cualquier modo yo le pensaba amar y mimar hasta el infinito, tanto como lo había hecho con el que se fue con nuestro peluquero.
Mi cerdo vietnamita era y es la mejor compañía que nunca pude imaginar. Dócil, limpio, y sobre todo cariñoso. Enseguida nos acostumbramos el uno al otro y con el tiempo, el Freddy anterior, dejó de ser un trauma, y se convirtió en una especie de fantasma del pasado, todo gracias al nuevo Freddy que llenó mi vida totalmente. Nunca imaginé que un cerdo pudiera sustituir a otro con tanta facilidad. En consecuencia empecé a olvidar al primero y pasé a concentrarme en el nuevo.
Mientras, la tierra se había convertido en un planeta inhabitable. Hacía tiempo que tenía pensado abandonarla con Freddy. Por lo cual, aprovechando mis conocimientos de ingeniería, comencé a adaptar mi vehículo volador para un viaje de no regreso a la tierra. Compré en el desguace de máquinas volantes, varias piezas y con estás y otras más de primera mano, conseguí crear un vehículo bastante aceptable después de unos meses de duro trabajo. Así, cuando todo estuvo en condiciones optimas para el éxodo, emprendimos el viaje a otras galaxias en nuestro curioso desplazador espacial.
Y aquí seguimos dando vueltas, curioseando en varios planetas, contemplando atardeceres hermosísimos y amaneceres asombrosos.
En una de estas visitas descubrimos un planeta chiquito, tanto que en diez minutos se recorría de punta a punta. Allí encontramos una única flor, escarlata, parecida a una rosa terrestre. Estaba radiante, bien cuidada, con una especie de empalizada protegiéndola de algo o alguien. Es casi seguro que tenía un cuidador que la regaba y posiblemente hasta le hablase. Pero no le encontramos, quizás estaba de viaje. Me costó trabajo convencer a Freddy para que la dejara en paz, que no se la comiera, pues seguro tenía un dueño, y cuando este regresara querría seguir cuidando de su flor... Y nos fuimos.
Hemos conocido otros muchos lugares, pero ninguno tan lindo como el pequeño planeta, y es ahora cuando ha llegado el momento de detenernos. La nave se está convirtiendo en un viejo cacharro inseguro, mientras nosotros, por alguna razón que ignoro, no envejecemos. Lo tengo todo planeado, antes de que caigamos en uno de esos horribles agujeros negros, dormiré a Freddy, y luego yo tomaré el resto del somnífero eterno.
Pararemos en algún lugar donde pueda enterrar estas páginas con la historia de nuestras vidas. Las guardaré en un cofre junto con una foto de mi cerdo y yo. También irá dentro un comic de Mickey Mouse y una grabación de Bob Marley.
Es lo único que me queda por hacer.
M. Luisa Pino
Junio 2014
No puedo recordar cuanto tiempo ha pasado desde que dejamos la tierra. Puede que varios años. No tenemos referencia alguna del período transcurrido desde que estamos dando vueltas por el cosmos. Creo que Freddy y yo somos los únicos supervivientes que hemos escapado al exterminio total de nuestro viejo planeta.
Siguiendo nuestra planificada rutina, de cuando en cuando nos posamos en un satélite u otro (hasta ahora todos deshabitados). Yo recojo muestras, mientras mi compañero encuentra tubérculos extraños que come con deleite, ambos estiramos las piernas y yo también tomo fotos, aunque soy consciente de que ya nada es necesario, ni sirve en absoluto. Después de tanto tiempo, conocemos que no vamos a ninguna parte y la percepción de un futuro incierto, empieza a pesar en nuestro ánimo. Solo la amistad y los años pasados juntos, mantiene nuestra moral intacta, junto con las pequeñas rutinas diarias que nunca olvidamos hacer para no perder la cabeza definitivamente.
Sabemos que un día u otro, no podremos reparar nuestra nave nunca más, que ésta se deteriorará definitivamente y caeremos en alguno de los múltiples agujeros negros que evitamos de continuo. Para entonces Freddy habrá muerto y yo también.
Freddy llegó a mi casa de San Francisco, una mañana soleada de mayo. Yo estaba saliendo de una perdida sentimental traumática, un divorcio, y necesitaba compartir la vida con alguien. No me acostumbraba a la soledad y decidí que debería buscar con quien compartir una casa grande y desangelada. Mi madre me dio algunas ideas, de las cuales solo me quedé con la ultima. Esta fue la que puse en marcha.
Solo habían pasado un par de semanas cuando el timbre de la puerta sonó y un empleado de MRW me hizo entrega del envío. El enorme cajón (me había costado una pasta) era perfectamente adecuado para el viaje que acababa de finalizar. A través de una tupida rejilla para respirar, apenas se podía adivinar que un ser vivo habitaba su interior. Nervioso abrí la portezuela, dentro, un pequeño animalillo negruzco, de sonrosado hocico me miraba con ojos asustados, todavía estaba medio adormilado por el sedante y no se atrevía a salir, lo pude sacar del habitáculo gracias a la ayuda de una golosina (a las que más tarde se haría adicto). Nada más verle, supe que nombre le pondría, Freddy, como mi ex marido, pues era igualito que él, este quizás menos cerdo que el anterior, pero eso estaba por ver. De cualquier modo yo le pensaba amar y mimar hasta el infinito, tanto como lo había hecho con el que se fue con nuestro peluquero.
Mi cerdo vietnamita era y es la mejor compañía que nunca pude imaginar. Dócil, limpio, y sobre todo cariñoso. Enseguida nos acostumbramos el uno al otro y con el tiempo, el Freddy anterior, dejó de ser un trauma, y se convirtió en una especie de fantasma del pasado, todo gracias al nuevo Freddy que llenó mi vida totalmente. Nunca imaginé que un cerdo pudiera sustituir a otro con tanta facilidad. En consecuencia empecé a olvidar al primero y pasé a concentrarme en el nuevo.
Mientras, la tierra se había convertido en un planeta inhabitable. Hacía tiempo que tenía pensado abandonarla con Freddy. Por lo cual, aprovechando mis conocimientos de ingeniería, comencé a adaptar mi vehículo volador para un viaje de no regreso a la tierra. Compré en el desguace de máquinas volantes, varias piezas y con estás y otras más de primera mano, conseguí crear un vehículo bastante aceptable después de unos meses de duro trabajo. Así, cuando todo estuvo en condiciones optimas para el éxodo, emprendimos el viaje a otras galaxias en nuestro curioso desplazador espacial.
Y aquí seguimos dando vueltas, curioseando en varios planetas, contemplando atardeceres hermosísimos y amaneceres asombrosos.
En una de estas visitas descubrimos un planeta chiquito, tanto que en diez minutos se recorría de punta a punta. Allí encontramos una única flor, escarlata, parecida a una rosa terrestre. Estaba radiante, bien cuidada, con una especie de empalizada protegiéndola de algo o alguien. Es casi seguro que tenía un cuidador que la regaba y posiblemente hasta le hablase. Pero no le encontramos, quizás estaba de viaje. Me costó trabajo convencer a Freddy para que la dejara en paz, que no se la comiera, pues seguro tenía un dueño, y cuando este regresara querría seguir cuidando de su flor... Y nos fuimos.
Hemos conocido otros muchos lugares, pero ninguno tan lindo como el pequeño planeta, y es ahora cuando ha llegado el momento de detenernos. La nave se está convirtiendo en un viejo cacharro inseguro, mientras nosotros, por alguna razón que ignoro, no envejecemos. Lo tengo todo planeado, antes de que caigamos en uno de esos horribles agujeros negros, dormiré a Freddy, y luego yo tomaré el resto del somnífero eterno.
Pararemos en algún lugar donde pueda enterrar estas páginas con la historia de nuestras vidas. Las guardaré en un cofre junto con una foto de mi cerdo y yo. También irá dentro un comic de Mickey Mouse y una grabación de Bob Marley.
Es lo único que me queda por hacer.
M. Luisa Pino
Junio 2014
3 jun 2014
Guion Tormenta de ideas
Guión: Tormenta de ideas
Vida y andanzas de una mascota en un mundo turbulento, en ebullición, con prisas y afectos pasajeros.
El lugar de los hechos es Londres. ¿Quizás Berlín?. ¿Por qué no Paris?.Estaría bien Roma...No, mejor será Madrid. No sé, bueno ya veré.
El personaje es un perro. No, es un gato. Claro que podría ser un cerdito vietnamita...Ahora están muy de moda. Quizás un conejo o un animal exótico...Puede que de más juego un aligator. Más tarde lo decido.
Ocurre en las afueras de la capital (la que sea). Es primavera. Claro que también podría ser otoño...No, mejor estamos en verano. Siempre lo puedo cambiar...Igual puede ocurrir en invierno.
Es una pareja joven, sin hijos, adoptan al animal de compañía pero cuando esperan al primer bebé, deciden deshacerse de la mascota.
No, mejor una pareja de mediana edad, con hijos, se van de vacaciones y no pueden llevarse al animal.
Lo dejarán en una gasolinera de la M-40, o quizás en la carretera de la Coruña. Depende a donde se dirijan de vacaciones. La mascota al verse abandonada, se suicida arrojándose entre las ruedas de un land-rover. Igual sería más oportuno que la atropellara una segadora...También puede superar el trauma y si es un perro, va y se asilvestra y forma familia con otros chuchos abandonados...
¿Y si fueran una pareja de gays? Seguro que daría más morbo. Pero...¿Por qué se van a deshacer de su animal de compañía? Ya sé, le ha dado por arrojar sus excrementos a uno de ellos por celos. Son tres machos (casi) conviviendo juntos y eso no lo lleva bien el mono. ¿Y si el animal fuera también gay? Entonces este se pasa el día masturbándose cada vez que los ve haciendo manitas...Claro que esto es en caso de que sea un primate la mascota.
Igual es mejor que sean una pareja de lesbianas...Con dos hijos adoptados. La mascota muerde a uno de los críos...¿Cuál de ellas? Mejor el aligator. No, no muerde a nadie. Ha crecido y no se pueden hacer con el bicho. Deciden soltarlo en el lago de la casa de campo. No, en el del Parque Juan Carlos. Quizás podrían donarlo al Zoo...
¿Y si la dueña de la mascota es una viejecita?. Se muere y el gato (o lo que sea) se queda sin casa (pues hay un desahucio) y le echan a la calle. Deambula sin rumbo por su barrio hasta que encuentra una asociación anti- desahucio que lo acoge. Esta asociación lo utiliza como bandera contra los bancos y lo lleva a cada escrache que se les ocurre...
No, mejor lo acoge un banderillero venido a menos. Este hombre se lo lleva a la zona céntrica de Madrid o de Sevilla, donde pide limosna. Sería bueno que estuvieran en la puerta de una iglesia y que su horario de trabajo fuera domingos y festivos. Eso les daría una vida tranquila y con poca bulla...
No me decido, tengo que pensarlo. ¡Se me está poniendo un dolor de cabeza!
La tormenta de ideas me supera, se ha convertido en huracán. Las imágenes que recibo, se atropellan unas a otras y están empezando a pelear entre ellas para que las convierta en palabras y las escriba en mi ordenador. No puedo dominarlas, se están pisando, son demasiadas, muy alborotadoras y egocéntricas. Mejor corto el rollo antes de que se maten entre si.
¡No pienso hacer ningún relato hoy!..
M. Luisa Pino
Mayo 2014
Vida y andanzas de una mascota en un mundo turbulento, en ebullición, con prisas y afectos pasajeros.
El lugar de los hechos es Londres. ¿Quizás Berlín?. ¿Por qué no Paris?.Estaría bien Roma...No, mejor será Madrid. No sé, bueno ya veré.
El personaje es un perro. No, es un gato. Claro que podría ser un cerdito vietnamita...Ahora están muy de moda. Quizás un conejo o un animal exótico...Puede que de más juego un aligator. Más tarde lo decido.
Ocurre en las afueras de la capital (la que sea). Es primavera. Claro que también podría ser otoño...No, mejor estamos en verano. Siempre lo puedo cambiar...Igual puede ocurrir en invierno.
Es una pareja joven, sin hijos, adoptan al animal de compañía pero cuando esperan al primer bebé, deciden deshacerse de la mascota.
No, mejor una pareja de mediana edad, con hijos, se van de vacaciones y no pueden llevarse al animal.
Lo dejarán en una gasolinera de la M-40, o quizás en la carretera de la Coruña. Depende a donde se dirijan de vacaciones. La mascota al verse abandonada, se suicida arrojándose entre las ruedas de un land-rover. Igual sería más oportuno que la atropellara una segadora...También puede superar el trauma y si es un perro, va y se asilvestra y forma familia con otros chuchos abandonados...
¿Y si fueran una pareja de gays? Seguro que daría más morbo. Pero...¿Por qué se van a deshacer de su animal de compañía? Ya sé, le ha dado por arrojar sus excrementos a uno de ellos por celos. Son tres machos (casi) conviviendo juntos y eso no lo lleva bien el mono. ¿Y si el animal fuera también gay? Entonces este se pasa el día masturbándose cada vez que los ve haciendo manitas...Claro que esto es en caso de que sea un primate la mascota.
Igual es mejor que sean una pareja de lesbianas...Con dos hijos adoptados. La mascota muerde a uno de los críos...¿Cuál de ellas? Mejor el aligator. No, no muerde a nadie. Ha crecido y no se pueden hacer con el bicho. Deciden soltarlo en el lago de la casa de campo. No, en el del Parque Juan Carlos. Quizás podrían donarlo al Zoo...
¿Y si la dueña de la mascota es una viejecita?. Se muere y el gato (o lo que sea) se queda sin casa (pues hay un desahucio) y le echan a la calle. Deambula sin rumbo por su barrio hasta que encuentra una asociación anti- desahucio que lo acoge. Esta asociación lo utiliza como bandera contra los bancos y lo lleva a cada escrache que se les ocurre...
No, mejor lo acoge un banderillero venido a menos. Este hombre se lo lleva a la zona céntrica de Madrid o de Sevilla, donde pide limosna. Sería bueno que estuvieran en la puerta de una iglesia y que su horario de trabajo fuera domingos y festivos. Eso les daría una vida tranquila y con poca bulla...
No me decido, tengo que pensarlo. ¡Se me está poniendo un dolor de cabeza!
La tormenta de ideas me supera, se ha convertido en huracán. Las imágenes que recibo, se atropellan unas a otras y están empezando a pelear entre ellas para que las convierta en palabras y las escriba en mi ordenador. No puedo dominarlas, se están pisando, son demasiadas, muy alborotadoras y egocéntricas. Mejor corto el rollo antes de que se maten entre si.
¡No pienso hacer ningún relato hoy!..
M. Luisa Pino
Mayo 2014
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Grumpy-Relatos
26 may 2014
Gracias Antonio
Gracias Antonio por crear un nombre que nos dio identidad y por crear este blog.
Zarigueyos, me siento muy orgullosa de formar parte de este estupendo grupo.
Estoy segura de que nos leerás desde donde estés, así que vamos a tratar de mantener activo tu blog.
Soy terrible para las despedidas, así que esto no es un adiós, es un hasta luego, hasta la próxima vez que entremos en el blog.
Querido lobo, no te olvidamos.
Zarigueyos, me siento muy orgullosa de formar parte de este estupendo grupo.
Estoy segura de que nos leerás desde donde estés, así que vamos a tratar de mantener activo tu blog.
Soy terrible para las despedidas, así que esto no es un adiós, es un hasta luego, hasta la próxima vez que entremos en el blog.
Querido lobo, no te olvidamos.
8 may 2014
También eres Inmortal
Sí, amigo Antonio, Tusitala, porque estas dos ilustraciones, la de la parte superior para la serie 45 Relatos en Zarigüeya, y Futurama Narrativa debajo de la de la superior, para el Códice Universal, los rótulos, fueron ideas tuyas. La primera, original, porque eres un genio, y siempre serás un genio renacentista, y la Terminator con los rótulos, a partir de la misma imagen que te envié y fueron ambas ideas tuyas. A partir de una sugerencia mía.
Eres uno de los genios creativos que ha abandonado este mundo, pero esas imágenes, ambas, continuarán utilizándose. no sólo como homenaje, sino porque en ambas demostraste tu chispa artística y original. Porque eres un Inmortal. Ahora lo eres, y esto forma parte de tu legado. Es tu herencia, y por esto también te recordaremos. Además, que te debo varios relatos de 45, que hace tiempo que no "invaden" este blog. Pero, como lo prometido es una deuda impagable, estoy dispuesto a cumplirlo.
De hecho, estaba trabajando yo en uno, y espero que vea la luz pronto. Algunas veces me preguntabas: ¿Cuándo escribes un nuevo relato de 45? Y te respondí que tenía uno en la mente, y te di el título: 45 y la Ecuación de Drake y está dedicado a ti, porque has conseguido lo que muchos anhelan: ser inmortal, como tú ya lo serás siempre: Inmortal.
Antonio "Tusitala" Siempre Inmortal
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Inmortales
7 may 2014
Era una
noche del mes
de mayo,
azul y serena.
sobre el
agudo ciprés
brillaba la
luna llena,
Iluminando
la fuente
en donde el
agua surtía
sollozando
internamente.
solo la
fuente se oía.
Después, se
escuchó el acento
de un oculto
ruiseñor.
quebró una
racha de viento
la curva del
surtidor.
Y una dulce
melodía
vagó por
todo el jardín:
entre los
mirtos tañía
un músico su
violín.
Era un
acorde lamento
de juventud
y de amor,
para la luna
y el viento,
el agua y el
ruiseñor.
“El jardín
tiene una fuente
y la fuente
una quimera …”,
cantaba una
voz doliente,
alma de la
primavera.
Calló la voz
y el violín
apagó su
melodía.
quedó la
melancolía
vagando por
el jardín.
sólo la
fuente se oía.
(Del
gran Antonio Machado a Juan Ramón Jiménez)
Para ti, NUESTRO GRAN
ANTONIO.
Serás esa fuente que siempre se oirá en nuestros corazones.
Serás esa fuente que siempre se oirá en nuestros corazones.
Maribel
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Purru-Poesía
4 may 2014
Tusitala querido...
Llegaste a nuestras vidas a golpe de libros y letras
Buenos ratos, copiosas viandas y viejos vinos al lado de singulares amigos
Mucho de lo que fantasear, tanto de lo que hablar...
Buenos tiempos para la lírica.
Tusitala querido.
Y ahora...
¿Quién nos va a contar historias en las que todos parecen ser pero no son
y nadie es lo que parece?
¡Esa era tu especialidad!
Pero finalmente y en un afán de seguir al pié del cañón, te convertiste en lobo.
Y con eso nos quedamos.
Siempre serás nuestro lobo feroz favorito.
Te queremos
Buenos ratos, copiosas viandas y viejos vinos al lado de singulares amigos
Mucho de lo que fantasear, tanto de lo que hablar...
Buenos tiempos para la lírica.
Tusitala querido.
Y ahora...
¿Quién nos va a contar historias en las que todos parecen ser pero no son
y nadie es lo que parece?
¡Esa era tu especialidad!
Pero finalmente y en un afán de seguir al pié del cañón, te convertiste en lobo.
Y con eso nos quedamos.
Siempre serás nuestro lobo feroz favorito.
Te queremos
´´ADIÓS LOBITO. ADIÓS´´
Antes de la
llegada del verano, en plena primavera, te vas.
Cuando el campo
está más bonito que nunca.
Cuando los
pájaros hacen sus nidos y las hormigas salen de sus laberínticos hogares...Tú
nos dejas.
¡Y quedan tantas
cosas pendientes!
El libro de
relatos cortos a tres manos (Lupe tú y yo) sobre un mismo personaje y desde
tres puntos de vista...¿Te acuerdas?
Nuestras partidas
de golf. En las que me darías clases magistrales...
Un buen tapeo por
aquí o allá. Una conversación sobre esto o lo otro.
Pequeñas grandes
cosas que tenemos que posponer.
Dejas unos hijos.
Seguro que algún árbol habrás plantado. Pero nos privaste del libro.
Tuviste una
ocasión de participar en el de los Zarigüeyos, y no quisiste por solidaridad.
Algunos sabemos con quien...Generoso y recto. Siempre me gustó tu manera de ver
las cosas.
Nos hemos dicho
ADIÓS, sin decir nada. Me miraste un momento, con intensidad. Seguro que
quisiste hablarme, pero no era necesario. Las palabras a veces no expresan
nada.
¿Sabes? En ese
momento descubrí que tus ojos eran negros, muy negros y penetrantes...
Eran los ojos de
un LOBO BUENO. Que no se come a la abuelita ni a nadie. Que no es el del
cuento, ni tampoco el de mi relato.
Yo seguiré
escribiendo en tu blog. Ese que creaste y que nos dio tantas satisfacciones a
los Zarigüeyos. No dejaré que muera.
Allí siempre vamos a estar todos juntos y revueltos.
ADIÓS LOBITO. ADIÓS.
La abuelita.
Mayo
2014
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Grumpy-Relatos
11 abr 2014
“Un huevo de Pascua con sorpresa”
Los niños salieron corriendo de la casa. Aunque el día era lluvioso y triste, ellos, ni lo notaron. Tuve que perseguirles con las botas de goma en una mano y los impermeables en la otra. Su padre ya había puesto el 4X4 en marcha y apenas tuve tiempo de meter todo en el maletero, cuando el coche abandonaba el jardín para dirigirse al bosque cercano.
El día anterior, habíamos estado ocultando huevos y golosinas en la zona que considerábamos “nuestra”. Un trozo de bosque que nadie visitaba, quizás por lo difícil de llegar allí, o por lo que fuere. El caso es que estábamos seguros de que todo lo escondido estaría en su sitio para que los chicos lo encontraran.
La mañana la pasé organizando la comida de Pascua, adornando la casa y preparando la chimenea para asar las castañas. El asado estaba hecho del día anterior y solo quedaba preparar unos sándwiches de pepino para el aperitivo. Los padres de Henry no tardarían en llegar y yo no quería dar pie a mi suegra para que pudiera ironizar sobre el desmadre que según “ella” era nuestra casa.
Llegaron puntuales, tanto, que estoy convencida de que estuvieron esperando en el camino antes de llegar a casa para entrar a la hora acordada. Las doce en punto.
Dorothy trajo su famosa tarta de frutas del bosque, y Malcom no había olvidado su botella de “sherry” para el aperitivo.
Enseguida mi suegro se ocupó en extender la mesa del comedor y me ayudó a poner platos, cubiertos etc. Entretanto mi suegra desgranaba todo un muestrario de quejas, dolores y achaques sin fin, mientras miraba de reojo el reloj de la chimenea, en un mudo reproche a los absurdos horarios de comer, que en mi familia teníamos. Afortunadamente la bocina del coche de Martin, nos avisó de que estaban ya entrando en el jardín de casa. Solo eran las doce y media, tardísimo para mi suegra, normal para nosotros.
Martin júnior, había recolectado montón de coloridos huevos y chuches. Su cesta estaba a rebosar. Denis no había tenido tanta suerte. Solo unas cuantas chocolatinas, tres de los huevos decorados por mí y un cuarto huevo sin decorar, este, bastante más grande de lo habitual estaba cubierto de barro y ramas secas. Yo no lo había escondido, no era nuestro, en todo caso del año anterior...Le dije a Denis que lo tirara al fuego o a la basura.
La comida trascurrió placida y agradable. A la hora del coñac, nos trasladamos todos alrededor de la chimenea. Más tarde, después del té, asaríamos las castañas.
Y de pronto...El grito de Dorothy fue terrible, se había levantado del sillón y señalaba la chimenea con un dedo sin poder articular palabra. No sabíamos que pasaba, pero intentamos calmarla, ella, siguió haciendo grandes aspavientos, y empezó a retroceder tratando de escapar. En su torpe huida se enredó con la alfombra, y su cabeza fue a dar contra el cubre fuegos de bronce de la chimenea. Allí mismo dejó todos sus achaques para siempre.
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La extraña criatura, nacida al calor de la lumbre, está siendo estudiada por científicos especialistas de la N.A.S.A. Estos aun no han determinado a que especie pertenece.
Denis insiste que es su “Gremlin” y quiere recuperarlo a toda costa. Mientras tanto, le hemos comprado una iguana para que se consuele. La llama Dorothy.
M.L. Pino Abril 2014
Los niños salieron corriendo de la casa. Aunque el día era lluvioso y triste, ellos, ni lo notaron. Tuve que perseguirles con las botas de goma en una mano y los impermeables en la otra. Su padre ya había puesto el 4X4 en marcha y apenas tuve tiempo de meter todo en el maletero, cuando el coche abandonaba el jardín para dirigirse al bosque cercano.
El día anterior, habíamos estado ocultando huevos y golosinas en la zona que considerábamos “nuestra”. Un trozo de bosque que nadie visitaba, quizás por lo difícil de llegar allí, o por lo que fuere. El caso es que estábamos seguros de que todo lo escondido estaría en su sitio para que los chicos lo encontraran.
La mañana la pasé organizando la comida de Pascua, adornando la casa y preparando la chimenea para asar las castañas. El asado estaba hecho del día anterior y solo quedaba preparar unos sándwiches de pepino para el aperitivo. Los padres de Henry no tardarían en llegar y yo no quería dar pie a mi suegra para que pudiera ironizar sobre el desmadre que según “ella” era nuestra casa.
Llegaron puntuales, tanto, que estoy convencida de que estuvieron esperando en el camino antes de llegar a casa para entrar a la hora acordada. Las doce en punto.
Dorothy trajo su famosa tarta de frutas del bosque, y Malcom no había olvidado su botella de “sherry” para el aperitivo.
Enseguida mi suegro se ocupó en extender la mesa del comedor y me ayudó a poner platos, cubiertos etc. Entretanto mi suegra desgranaba todo un muestrario de quejas, dolores y achaques sin fin, mientras miraba de reojo el reloj de la chimenea, en un mudo reproche a los absurdos horarios de comer, que en mi familia teníamos. Afortunadamente la bocina del coche de Martin, nos avisó de que estaban ya entrando en el jardín de casa. Solo eran las doce y media, tardísimo para mi suegra, normal para nosotros.
Martin júnior, había recolectado montón de coloridos huevos y chuches. Su cesta estaba a rebosar. Denis no había tenido tanta suerte. Solo unas cuantas chocolatinas, tres de los huevos decorados por mí y un cuarto huevo sin decorar, este, bastante más grande de lo habitual estaba cubierto de barro y ramas secas. Yo no lo había escondido, no era nuestro, en todo caso del año anterior...Le dije a Denis que lo tirara al fuego o a la basura.
La comida trascurrió placida y agradable. A la hora del coñac, nos trasladamos todos alrededor de la chimenea. Más tarde, después del té, asaríamos las castañas.
Y de pronto...El grito de Dorothy fue terrible, se había levantado del sillón y señalaba la chimenea con un dedo sin poder articular palabra. No sabíamos que pasaba, pero intentamos calmarla, ella, siguió haciendo grandes aspavientos, y empezó a retroceder tratando de escapar. En su torpe huida se enredó con la alfombra, y su cabeza fue a dar contra el cubre fuegos de bronce de la chimenea. Allí mismo dejó todos sus achaques para siempre.
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La extraña criatura, nacida al calor de la lumbre, está siendo estudiada por científicos especialistas de la N.A.S.A. Estos aun no han determinado a que especie pertenece.
Denis insiste que es su “Gremlin” y quiere recuperarlo a toda costa. Mientras tanto, le hemos comprado una iguana para que se consuele. La llama Dorothy.
M.L. Pino Abril 2014
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Grumpy-Relatos
20 mar 2014
EL JARDIN DE LOS RECUERDOS
“El jardín de los recuerdos”
En “El jardín del Capricho” te topas con todo tipo de plantas, árboles, arbustos. Habitantes peludos de cola larga, pájaros, e insectos y los festivos también con los HUMANOS.
Me dirijo al muro que da a la carretera. Estoy segura de encontrarlas allí.
Esta parte del jardín no es muy conocida, o quizás no es tan apetecida como las zonas de paseo. Esta hay que buscarla, hay que desearla. Yo cada primavera vengo a ella, y rastreo en mis recuerdos mezclados con el perfume de entonces.
Los rosales trepadores cubren la tapia, al otro lado, los coches, las motos, el otro parque.
Los capullos están a punto de abrirse, a punto, pero no lo han hecho. Aspiro el aire, deseosa de que su perfume penetre en mis pulmones. Intento vano, lo sé, pero yo sigo en mi empeño de que las rosas de té, me indiquen con su fragancia, que están aquí de nuevo como cada año. Ansío el aroma de mi niñez.
Entonces teníamos tres o cuatro rosales de los llamados de té. Igualmente trepaban por la tapia (en este caso divisoria con el chalet de al lado) Eran unas rosas más bien escuálidas, con muy pocos pétalos. Realmente no eran muy bonitas. En otro lugar del jardín, papá cultivaba otro tipo de rosas, mucho más apretadas, coloridas, magnificas. Pero no olían igual. El perfume exquisito era el de los rosales amarillos.
Y aquí estoy de nuevo, con la estación recién estrenada, reviviendo aquellos años de niña, de adolescente. Y oigo a mi padre “Corta unas cuantas a mamá, ya sabes que son sus preferidas” Yo apartaba las telas de araña que las defendían bravamente de su más que posible amputación, y siempre me pinchaba al cortar cada tallo, e invariablemente chupaba la gota de sangre de mi dedo, con ese raro sabor a no se qué.
En un recodo de la tapia descubro las primeras rosas abiertas, son pequeñitas casi raquíticas, me acerco y casi tengo que ponerme de puntillas para llegar a ellas, también hay telas de araña, pero no las destruyo, pongo mi nariz entre sus pétalos, el perfume es muy tenue, nada que ver con el de antaño, aun así, aviva mis recuerdos, las acaricio con disimulo, miro a un lado y a otro, no hay nadie por allí. Saco mis pequeñas tijeras y corto tres rosas amarillas, las escondo en mi bolso y escapo con mi pequeño botín. Por el camino tengo que chupar la sangre que resbala de uno de mis dedos.
Hace un día estupendo para ir al otro jardín en el que descansa mamá...
M. Luisa Pino
Marzo 2014
En “El jardín del Capricho” te topas con todo tipo de plantas, árboles, arbustos. Habitantes peludos de cola larga, pájaros, e insectos y los festivos también con los HUMANOS.
Me dirijo al muro que da a la carretera. Estoy segura de encontrarlas allí.
Esta parte del jardín no es muy conocida, o quizás no es tan apetecida como las zonas de paseo. Esta hay que buscarla, hay que desearla. Yo cada primavera vengo a ella, y rastreo en mis recuerdos mezclados con el perfume de entonces.
Los rosales trepadores cubren la tapia, al otro lado, los coches, las motos, el otro parque.
Los capullos están a punto de abrirse, a punto, pero no lo han hecho. Aspiro el aire, deseosa de que su perfume penetre en mis pulmones. Intento vano, lo sé, pero yo sigo en mi empeño de que las rosas de té, me indiquen con su fragancia, que están aquí de nuevo como cada año. Ansío el aroma de mi niñez.
Entonces teníamos tres o cuatro rosales de los llamados de té. Igualmente trepaban por la tapia (en este caso divisoria con el chalet de al lado) Eran unas rosas más bien escuálidas, con muy pocos pétalos. Realmente no eran muy bonitas. En otro lugar del jardín, papá cultivaba otro tipo de rosas, mucho más apretadas, coloridas, magnificas. Pero no olían igual. El perfume exquisito era el de los rosales amarillos.
Y aquí estoy de nuevo, con la estación recién estrenada, reviviendo aquellos años de niña, de adolescente. Y oigo a mi padre “Corta unas cuantas a mamá, ya sabes que son sus preferidas” Yo apartaba las telas de araña que las defendían bravamente de su más que posible amputación, y siempre me pinchaba al cortar cada tallo, e invariablemente chupaba la gota de sangre de mi dedo, con ese raro sabor a no se qué.
En un recodo de la tapia descubro las primeras rosas abiertas, son pequeñitas casi raquíticas, me acerco y casi tengo que ponerme de puntillas para llegar a ellas, también hay telas de araña, pero no las destruyo, pongo mi nariz entre sus pétalos, el perfume es muy tenue, nada que ver con el de antaño, aun así, aviva mis recuerdos, las acaricio con disimulo, miro a un lado y a otro, no hay nadie por allí. Saco mis pequeñas tijeras y corto tres rosas amarillas, las escondo en mi bolso y escapo con mi pequeño botín. Por el camino tengo que chupar la sangre que resbala de uno de mis dedos.
Hace un día estupendo para ir al otro jardín en el que descansa mamá...
M. Luisa Pino
Marzo 2014
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