6 feb 2013

Cinco sentidos




La vi salir. Me asomé a la ventana y comprobé que giraba en la esquina. Cogí una mandarina y me la fui comiendo mientras me dirigía al patio. Estaba deliciosa, el jugo de los gajos en mi boca me dio mucho ánimo. Salí al patio y me acerqué hasta la pila de lavar, allí guardaba las llaves, las escondía en una lata de metal camuflada entre otras que tenían estropajos y jabones. Las saqué, estaban heladas, el sol ya empezaba a bajar y la mañana había sido muy fría. La puerta verde que bajaba a la bodega estaba al otro lado. Con las llaves en la mano me acerqué y empecé a probarlas una a una, hasta que di con la que abrió. Las bisagras rechinaron produciéndome un escalofrío que me subió hasta la cabeza. Estaba muy oscuro. Me agarré a la pared y al tacto busqué el interruptor de la luz. Las paredes también estaban muy frías y rezumaban humedad. El olor a vino era muy intenso. Bajé los tres escalones y me planté en la mitad del círculo de color blanco que había dibujado en el suelo. Me  giré y comprobé que había diez grandes barriles de madera colocados alrededor del círculo. Estaban grabados con distintos nombres que no distinguía claramente desde esa distancia. Saqué del bolsillo de mi mandil una caja de cerillas que había cogido en previsión. Encendí una y me aproximé. Qué curioso, en cada barril figuraba el nombre de uno de los miembros de la familia que habían ido falleciendo en la última década. Cuando llegué al último, no tuve por menos  que dar un paso atrás. De repente, la puerta de acceso, que se había quedado abierta, se cerró de un fuerte portazo, la luz se apagó, el olor a vino se hizo más intenso y mi boca empezó a secarse. Me agazapé tras uno de los barriles y ahí me quedé durante un rato. Estaba tiritando. Como pude encendí temblorosa otra cerilla.  La aproximé a la cuba. Esta era en la que ponía… TU.  

7 comentarios:

  1. En este trabajo tenían que verse reflejados los cinco sentidos.

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  2. reflejados, Lupe, no a la vista. El lector tiene que imaginar, no que se lo den todo hecho. Pero no he visto el conflicto en el cuento. Si hubiera conflicto sería más interesante. Pero el cuento me ha gustado. Echo de menos que no haya historia.

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  3. Para mí, si hay historia. Alguien va de cotilleo donde no debe y se encuentra con su tumba ya preparadita.
    Yo no diría lo de las cerillas "en previsión" las tiene y basta. El cartel en la cuba...debería tener su nombre...¿o nó?
    Y lo unico que no me gusta es lo de la mandarina, está metido con calzador...
    Por lo demás ¡Me gusta! Y pienso q. una segunda parte estría bien ¿O Nó?
    Marisa

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  4. Sí, Marisa, tienes razón, pero en el cuento no queda claro de quién huye. El lector no se hace ni una remota idea, ¿de quién huye? ¿porqué se oculta? Hay que dejar las cosas claras. ¿Y qué hace el personaje merendándose una mandarina en el cementerio? Que lleve una hamburguesa...
    H.

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  5. A mí me da igual de quien huye, y tampoco pienso que este huyendo en absoluto. Tiene curiosidad y basta. Lo de la mandarina, va por un patio y llega a una bodega, nada de cementerios. Dale una nueva ojeada ¿Vale?
    M.

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  6. Es cierto. Es posible que me imaginara un cementerio en mi subconsciente. Hay una bodega. Pero sigo pensando sobre qué persona tiene el personaje fijación y curiosidad.
    H.

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  7. Hola Lupe. A mí me gusta mucho, pero se me ocurre terminar unas frases antes, justo en ' mi boca empezó a secarse', el resto es obvio, ya se sabe que ha leído su nombre.
    Y puedes omitir lo de la mandarina en el patio y añadirlo aqui, al final: al secársele la boca, busca una mandarina en el bolsillo.
    Es como si se resignase a la circunstancia de q se iba a quedar alli encerrada... O no...
    Está bien meter la fruta x el tema del sentido del gusto, pero me gusta mas aqui. Es una actitud q en este momento puede sorprender al lector.

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