12 ago 2010

EL REGRESO

¿Por qué Mario no es capaz de avanzar?

Se ha quedado paralizado sintiendo el calor de la tarde, oyendo el canto de las chicharras, percibiendo los aromas del campo seco y contemplando lo que queda de aquella finca que un día abandonó.

Sólo son recuerdos de un pasado, al que nunca podrá volver, como quizá le gustaría para poder escribirlo de otra manera.

Ve salir de la casa a su querida pastor alemán, Zenobia, ya casi no puede andar, se ha hecho vieja, pero le ha reconocido y sale a su encuentro, "quizá sea sólo ella quien me reciba", se dice, al llegar hasta él quiere dar saltos de alegría, pero ya no puede, Mario se agacha, la acaricia y abraza mientras una lágrima moja su mejilla, se llena de recuerdos, los hay tristes, alegres y también de vergüenza. Se avergüenza de amar a quien no debería haber amado; se alegra al recordar los momentos vividos a escondidas con su amada Celia, y se entristece recordando el daño que hizo a su hermano Salvador, Celia era su prometida.

Aquel día que Salvador los descubrió, decidió huir; ¿cobardía? ¿miedo? Aún no ha logrado descubrir por qué tomó esa decisión impensada y espontánea.

Han pasado quince años. Salvador ha muerto y Celia, hoy viuda, está postrada en una cama. ¿Se acordará de él? ¿Le seguirá amando? Él nunca ha dejado de quererla.


1 comentario:

  1. Esta es mi pequeña aportación a la imagen de la casa, el árbol...
    No tiene la poesía de Jaime ni la complejidad y riqueza de Antonio, pero ... os lo entrego.
    Es lo primero que escribí en el taller y en mi vida. Me temblaba todo cuando lo leí en clase.
    Leer algo de ti, es como desnudarte delante de otros.

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