“El niño del cuadro”4
El préstamo
La galería esta llena de gente. Andrés curiosea simulando un gran interés en las pinturas deteniéndose en cada una de ellas, mientras, no pierde ojo de lo que pasa alrededor. Cuando el público empieza a marcharse decide que es hora de ir a los lavabos, hay uno de señoras y otro de caballeros, es tarde y apenas quedan señoras en la galería, por lo que piensa que es mejor escondite el de las damas. Dentro, dos puertas para elegir retrete, si a alguna se le antoja llamar a su puerta el indicaría que iba para largo, que usara el otro...Pensado y hecho, ojea el pasillo al final del cual hay una puerta que debe ser una salida a la calle de atrás, abre una puerta de un pequeño almacén lleno de trastos, cuadros y restos de carteles varios y en el que por un momento está a punto de quedarse, pero al final se decide por los lavabos, mas seguros piensa, y también porque por alguna razón le pone lo de que es el de las señoras. Se encierra dentro, saca un T.B.O. de El Guerrero del Antifaz y tranquilamente sentado se dispone a leerlo una vez mas. Un taconeo dentro del lavabo le saca de la lectura, alguien intenta entrar en donde se encuentra, -“Ocupado”- dice con voz de falsete, quien fuera se mete en el retrete de al lado, un sonido de sedas subiendo y bajando llega nítidamente a los oídos de Andrés que empieza a ponerse nervioso, su cabeza fantasea con la idea de unas medias de seda cayendo a sus pies y luego otra prenda y otra y siente que su cabeza esta a punto de estallar y también los granos de su cara y se tapa los oídos, no puede soportarlo y se encomienda a todos los santos para que aparten de él aquellos pensamientos pecaminosos, que le llevaran sin remedio a confesarse con el padre Nemesio...Así pasa un rato, tratando de no oír hasta que de nuevo el taconeo se va alejando, luego una puerta que se cierra de golpe ,mas tarde, el silencio y Andrés respira aliviado,- “Esto si que ha sido una aventura- piensa- y de las buenas...”
Andrés espera una media hora mas hasta que decide salir de su escondrijo, todo esta en silencio, las luces apagadas, enciende una cerilla y en el pasillo comprueba que la puerta aquella esta cerrada con llave.
-Mala cosa, tengo que ver que pasa con la puerta principal, si está echada la llave, todo está perdido...
Al solo pensamiento de esta posibilidad le dan ganas de ir al retrete para usarlo de verdad, la cerilla agotada le quema los dedos, enciende otra, llega a la sala principal, el cuadro de Martín sigue allí.
-La puerta, tengo que ver la puerta de entrada.
Ha descubierto que hablar en voz alta le quita el miedo, enciende otra cerilla, y se dirige a la puerta ,la luz tenue de la calle ilumina razonablemente aquella parte de la galería,
-Mejor, así no gasto mas cerillas, la puerta ,aquí está...un cerrojo, otro...
Andrés descorrió uno a uno los cerrojos ,miró hacia el techo ...
-Dios, por lo que mas quieras ,que no esté echada la llave...
Y no estaba, claramente la persona que cierra el local sale por la puerta trastera Respira aliviado, la puerta solo esta cerrada por dentro. Enciende otra cerilla y la mueve de arriba abajo, es la señal, a los pocos segundos Martín esta dentro del local , Andrés, orgulloso de sí mismo le guia por la sala hasta llegar al cuadro.
-¿Qué, como te ves? Eres tú ¿no?
Martín, nervioso y emocionado apenas puede susurrar un...
–Desde luego.
-Lo que no entiendo es porque eres tú y no yo u otro el que está ahí, ¿cuándo has posado para el pintor este y porque no me lo has dicho?
-Nunca, no le conozco, pero recuerdo que el día que los periódicos decían que terminó la guerra yo vendí mas periódicos que nunca, corría de un lado a otro cuando alguien me llamó, me tiraron una foto, en esa calle, en esa carrera, me volví unos segundos “clic”y el hombre me compró un periódico me dió una gran propina y dijo :”Gracias por la foto”. Eso es todo.
-Pues vaya, eso si que es como una aventura. Venga, lo cogemos y nos vamos, ya te contaré lo mío aquí dentro, ha sido muy arriesgado y no creas, casi no me dejan entrar, les dije que estudiaba Bellas Artes, a ti con lo canijo que estas, te hubieran echado a patadas, toda la gente que había aquí eran mayores y muy elegantes, claro los que tienen pesetas...
En unos segundos el cuadro estaba envuelto en periódicos.
-Andrés ¿qué llevas ahí escondido?
-Nada, unos tebeos que llevé para pasar el tiempo mientras aguardaba que se fueran, venga que nos vamos de estampida...¿pero que narices es eso que cuelgas?
-Es una nota para que sepan que lo vamos a devolver, para que no llamen a la policía ...
-Bien, buena idea, saldremos de uno, en uno, hay que hacerlo cuando veamos que no pasa nadie por la calle, venga chaval, sígueme.
En pocos minutos estaban fuera, dejaron la puerta cerrada solamente con el pestillo, pero suficiente para que no se abriera desde la calle.
-Oye Andrés, ¿vendrás conmigo a casa?, es algo tarde y mi madre estará enfadada, le decimos lo que hemos hecho y que lo vamos a devolver...
-Bien chaval, iré contigo, a mí no me regañará soy mayor, pero estaré poco tiempo, en casa dije que iba al cine, a las once tengo que estar de regreso, así que ¡a correr!
Jadeantes llegaron a la casa de Martín, subieron de dos en dos las escaleras y nerviosos tocaron el timbre, Doña Patro abrió hecha una furia
-¡Ya era hora! ¡Martín, se puede saber donde te has metido! He estado muy preocupada, ¿Y este? ¿Qué haces aquí?...
-Pues verá Doña Patro, no se enfade, hemos estado juntos haciendo un mandao, realmente haciendo algo para usted, anda Martín ,dáselo ya.
-¿Un mandao? Desde cuando teneís que hacer nada para mí a estas horas, ya os voy a dar yo para el pelo, de momento estas castigado el domingo sin salir ¿Me oyes Martín? y tú Andrés, ya hablaré con tu madre...¿Qué es eso que llevas en la mano Martín?
-Es algo para usted madre. Para que vea que no son fantasías.
Doña Patro aun nerviosa arranca los periódicos del envoltorio que Martín le ha entregado
-¡Dios Santo!¿de donde habeís sacado esto? Pero si eres tú, Martín, es un cuadro precioso...
-Ya se lo dije madre, ahora me creerá, ¿verdad?
Doña Patro se sienta torpemente en una de las sillas y pasa un dedo tembloroso por la pintura, como para cerciorarse de que es real.
-Sí, hijo claro que te creo, pero...como es que está aquí...no lo entiendo...
-Doña Patro, lo hemos tomado prestado, eso es todo, mañana lo devolvemos y Santas Pascuas, me largo que es tarde, Martín, mañana quedamos para devolverlo .
Andrés baja las escaleras disparado, deseoso de perderse la letanía de reproches que intuye inminentes, aprieta contra su pecho el envoltorio que esconde debajo de su chaqueta y ya en la calle respira tranquilo, silbando se dirige a su casa, esta feliz aquella noche ha vivido una gran aventura que ni en los tebeos de “El guerrero del Antifaz”.
“El niño del cuadro”
5 El pintor
-José Antonio, soy yo, Tomás, vente para aquí enseguida, ha ocurrido algo en la galería, no, nada importante, o sí...no sé que pensar. Te espero, luego te cuento.
El marchante del pintor no tarda ni media hora en llegar a la exposición, su cara refleja un toque de preocupación, conoce a Gomez Bosch lo suficiente y piensa que su llamada se debe a que algo no va bien.
-Que, que ocurre, me dejaste intrigado con tu llamada...
-Ven ,mira esa pared, falta algo ¿no?
-Sí, el cuadro del chico, ¿te lo llevaste a casa?
-No, ha desaparecido...
-¿Cómo? ¿Lo han robado?
-Sí y no, verás, dejaron un papel en su lugar que dice que lo tomaban prestado y que lo devolvían enseguida...
-Pero...eso es de locos, algo que se roba no es para devolverlo, parece una broma y... ¿Como lo han robado?¿Forzaron alguna puerta?
-Pues no, todo esta en orden menos esa pared, donde falta mi cuadro.
-No entiendo nada, hay que llamar a la policía, es lo primero que hay que hacer...
-No, ni hablar de avisarlos, hay que esperar a que nos lo devuelvan
-Estás loco, eso es lo que quieren ,que la policía no les busque y así se lo quedan sin mas.
-Puede ser, pero no lo creo, mira, la nota que escribieron, la letra y el modo de redactarla, es infantil, parece algo de críos... No, no vamos a avisar a la policía, esperaremos unos días, luego, si no aparece el cuadro haremos la denuncia.
-Bueno, lo que tu digas, sigues siendo un maldito soñador, pero que conste que no estoy de acuerdo, en fin, es tu cuadro, de cualquier modo debemos pensar que hay que tener un vigilante tanto de día como de noche, si lo hubiera habido nos habíamos evitado el robo, ¿Estamos de acuerdo?
-Sí ,estamos de acuerdo, ocúpate tu de lo del vigilante. Vamos, te invito a un café...