Casa de cristal que nos acoges, no cierres nunca tus puertas a quienes queremos encontrar los duendes escondidos en tus rincones.
Eres mágica y extraña al mismo tiempo; te rodea una cascada y árboles de hierro; nunca el hierro y el agua se han entendido bien, pero tú, sabes hacer que sea la puerta de entrada a los espíritus fuertes como el hierro y fluctuantes como el agua que quieren existir a través de las palabras.
Hazte fuerte y eterna como tus árboles y, deja que el agua se lleve aquello que te quite la magia de dar cobijo a los duendes.
Este relato transmite magia. Un beso
ResponderEliminarIngrid
No sé por qué me pone Elena...Y no me deja con mi nombre...Misterios del ciberespacio...Pero soy Ingrid
ResponderEliminar¿Has probado a convertirlo en un poema en prosa? La idea de la composición es buena, pero yo buscaría imagenes para ilustrar lo que significan las palabras y su significado. Lo que me asombra es que hablas de la escritura, pero deberías escribirlo desde el punto de vista poético, sin añadir al final "las palabras". Es posible que me equivoque. La idea es buena, pero el intento es fallido.
ResponderEliminarMe parece precioso tal y como está.
ResponderEliminarEs tu propio estilo, tan personal, tan sensible, tan entrañable, pensando siempre en los demás.
Muchos besos.
A mí también me gusta mucho. Espero que esa casa sea fuerte y eterna, que nunca se quiebre el cristal.
ResponderEliminarEstupendo, tal cual.No hay nada que añadir. Un duende.
ResponderEliminarMuchas gracias duendes por existir.
ResponderEliminarBesos