Ella empieza a tener hambre, pero sabe
que debe resistir. Ya ha visto merodear
al que le trae la comida. Hoy toca. Pero
no, no debe moverse. En todo caso levantar un poco la cabeza por encima de su
cuerpo. Así, suavemente, apoyada en su lomo enroscado, como si no le importase
nada. Cerrará los ojos hasta que oiga que la tapa se cierra y entonces… Empezará
su estrategia. Ahora tiene que permanecer así, como está, no debe malgastar
energías, las necesita para más tarde. La última vez la presa se le resistió,
era muy ágil y ella se había abalanzado demasiado pronto. Esta vez está más
preparada.
Él solo hace diez días que ha nacido y
cuándo ya estaba empezando a adaptarse a vivir por su cuenta, van y le agarran
por su rabito. Se ha retorcido como poseído por el diablo, pero no ha logrado
pegarle un bocado al tipo que le ha cogido. No, no lo tiene nada claro, no sabe
dónde le llevan, solo sabe que sus otros hermanos que salieron nunca han
regresado.
Ella no deja de observarlo. Vigila
todos y cada uno de sus movimientos. No, no tiene prisa, esperará a que se
agote, a que deje de trepar y de corretear y cuándo menos lo espere, saltará
sobre él, lo apresará con su cuerpo fuertemente, descargará una pequeña dosis de su veneno y
más tarde lo engullirá, entero, muy lentamente. Después volverá a su rincón, a
la esquina, detrás de ese tronco hueco y seco de color rojizo y allí esperará
una nueva presa que le sirva de alimento por otra temporada.
¡Allí Dieguete! Allí, mírala, está en
la esquina, detrás de ese tronco hueco y
seco. Allí. ¿No la ves? Y mira, mira al
otro lado. Mira como trepa él. Mira como intenta escapar ¿Lo ves? ¡Pobrecillo!
No puede, se escurre. Sabe que esto es el fin
y quiere salir como sea. ¡Qué
lástima, con lo pequeño y lo blanquito que es! Nada, lo intenta una y otra vez
pero nada. En fin, así es la vida ¡Venga! Vámonos que ella aún tardará un
ratito en pillarle. Y ahora… ¿Qué te parece si vamos a ver a los cocodrilos?
Lupe, hay historia, y sé que es en Zoo, en el apartado de reptiles. He ido de visita hace dos veranos, y es cierto que las alimentan con ratones; pero, tambiédn, con insectos, dependiendo de la especie. El cuento es completo, y me gusta cuando se desvela que, al final, el ratón es el alimento de la serpiente.
ResponderEliminarHe disfrutado del cuento.
Enhorabuena,H.
Por cierto, que Tusitala me ha vuelto a dar luz verde para seguir con 45 y la Saga Tusitala. Incluso me lo ha pedido.
Mira Felipe no me parece que el blog sea el lugar en el que debatir cosas que hemos hablado personalmente, pero lo que yo te dije no era más que mi opinión personal puedes hacer lo que te dé la gana y si tienes la bendiciones del jefe aun más. No obstante prefiero que estos apartados sean para comentar los textos que colgamos, nada más.
ResponderEliminarok, Lupe. Captado.
EliminarH.
Qué lástima, por Dios! Mejor ir a ver a las avestruces....
ResponderEliminarLos avestruces
EliminarLos mios son las porque "tienen pluma"
EliminarAunque la Naturaleza es así, los pequeños sirven de alimento a los grandes, a lo mejor una mano inocente salva al pequeño ratoncito blanco.
ResponderEliminarMuy bien Lupe.
Esa mano seguro que sería la mía...Prefiero un raton como animal de compañía a la "otra".
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