29 ene 2011

LA VOZ



Voy en coche, oyendo la radio, un programa de música que no escucho y que me está levantando dolor de cabeza. Cambio el dial, más música, fútbol, noticias, lo dejo en un programa donde llaman oyentes y cuentan su vida. Nada interesante, pero se escucha fácil y me hace más llevadero el trayecto a casa. Una voz de hombre se queja de su mala suerte con las mujeres, considera que es desafortunado porque no consigue una relación estable al lado de alguien con quien divertirse y compartir sus cosas. Le escucho pensando que no es el único, ya me gustaría a mí tener a una persona que me hiciese compañía, en quien confiar. La voz es muy agradable, me gusta, resulta tranquilizadora.
Me paro frente a un semáforo en rojo, echo un vistazo alrededor, a mi derecha un coche grande con un hombre joven dentro. Le veo mover los labios, mientras mira al frente, me fijo en que va sólo, debe estar hablando con el manos libres. Miro mis manos en el volante, vuelvo a fijar mi vista en ese hombre, en sus labios, se mueven al ritmo de la conversación que estoy oyendo en la radio. Ahora no, permanece con la boca cerrada mirando al frente, el presentador está preguntándole algo, ahora responde, vuelve a mover los labios. Es él, la persona que estoy oyendo hablar por la radio.
El semáforo se pone en verde, tardo en reaccionar y él sale delante, enseguida meto primera y me sitúo detrás, sigo oyéndole hablar, una voz muy masculina, pero sensible. Me paso el cruce por el que debería desviarme, no ha sido intencionado, pero decido seguir detrás de esa voz que tanto me atrae.
A los cinco minutos, gira y se mete en una gasolinera, le sigo, aparco a un lado. Sale del coche a repostar, me gusta. Ya no le oigo, hace un rato que terminó su llamada. Continúo absorta en sus movimientos, qué tonta, mejor arranco y me voy a casa.
Deja la manguera en el surtidor y entra a pagar, sin pensarlo me bajo del coche, me pongo detrás en la cola. Realmente no sé que hago allí, antes de que piense en nada, se da la vuelta y se encuentra de frente conmigo, me mira. Le digo que le he oído por la radio, me pongo colorada, él también. Nos quedamos mirándonos tímidamente, echamos un vistazo alrededor. Al fondo de la estación de servicio hay una barra de bar, sonreímos y nos dirigimos hacia allí.

2 comentarios:

  1. ¡Oye! Tendras que hacer la segunda parte...Por fa. Que termine bien...Marisa

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  2. Eso lo dejo a la imaginación de cada uno. Personalmente creo que cuando se conozcan, empezarán a odiarse je, je.

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