24 mar 2011

Saga Tusitala. 45 en busca de Tusitala perdido 1



45 se hallaba embobado escribiendo en su despacho el informe del caso del día. Un segundo después advirtió que el teléfono inalámbrico sonaba con un rinrineo molesto y autosuficiente. 45 no esperaba ninguna llamada. No esperaba, desde luego, a nadie. Pero el inalámbrico empezó a volverse molesto como un funcionario de Hacienda acompañado del Hombre del Maletín contra morosos. Carraspeó, y se dijo, no queda más remedio. Y se acercó el teléfono a la oreja (a una de ellas, que tenía dos; una tercera sería demasiado extraño):


-¿Dígamelón?


-Es usted el detective Paul...


-¿Cómorr?


-...Auster.


-Negativo-rechazó 45-Vuelva a intentarlo la próxima vez.


Y el detective, colgó.


El inalámbrico volvió a sonar con insistencia. 45 se sintió desviado de su trabajo. Hoy no era su día.


Retomó el teléfono:


-¿Diga?


-Busco al detective...


-Sí, Paul Auster.


-Qué bueno, ¿a ver si me adivina el pensamiento?


-No estoy para juegos tontos.


-Pero si usted es un hacha. ¿Seguro que no es el detective Paul Auster?


-No insista.


Y colgó de nuevo. Sólo faltaba que llamara algún psicópata con la intención de descuartizarlo.


Nueva llamada. Por Dios, por Dios, como sea el mismo pelmazo.


Ni preguntó.


-Busco al detective Hyeronymus.


-Vaya, la bromita ha evolucionado. Pero no soy Hyeronymus, que quede claro-casi gritó, nuestro investigador.


-Bueno, da igual. Yo buscaba al detective Hyeronymus, para buscar a Tusitala.


Eso cambiaba las cosas. Algo escocido por la bromita de Paul Auster, 45 no se fiaba demasiado. Preguntó:


-¿A Robert Louis Balfour Stevenson? Lo encontrará en "La Isla del Tesoro", o de farra con "La Flecha Negra". Buena suerte.


Silencio en el otro lado, y gimoteo. 45 se había pasado, y lo sabía.


-Bueno, bueno, disculpe. Está bien, acepto el caso. Necesito antecedentes-se disculpó-, hable.


-Menos mal, por fin el detective Hyeronymus me toma en serio. Le cuento.


Tá chalao, pensó 45. Podía equivocarse en sus intuiciones, pero de Hyeronymus no sabía ni quién era.


-Hace tiempo que Tusitala se ha perdido. No aparece por la Biblioteca, ni por aquí, en el Club de Aficionados a la Escritura Zarigüeya. De repente, ha desaparecido. Estamos preocupados.


45 cortó la conversación:


-Suficiente. ¿Dónde fue la última vez que lo vió?


-En la Tertulia Filosófica. Luego, se ha esfumado como humo.


-Estupendo. Mañana pásese por mi oficina, y me da más datos. No se preocupé, aparecerá.


-Se lo agradezco. No le molesto más. Gracias, detective Hyeronymus.


-45.


-¿Cómo?-preguntó la voz, confusa.


-45. Me llamo 45. No lo olvide.


-Sí, sí. Hasta mañana, ¡qué mayor es usted! Muchas gracias.


Y 45 volvió a sus quehaceres. Y el teléfono sonó otra vez.


-Espero que sea la última-dijo en alto.


Agarró el teléfono.


-¿Seguro que no es usted el detective Paul Auster?




2 comentarios:

  1. A 45 se le ha olvidado preguntar a su intelocutor porqué razón tiene tanto interés por Tusitala... ¿No?
    Invítale al taller y conocerá a otros contadores de historias y también al propio Hyeronimus que es un gran narrador de relatos, sobre todo de ciencia ficción.
    Ya discutiremos sobre el relato de Bradbury, no estoy de acuerdo contigo, yo no leo tanto como tú, pero este cuento me ha fascinado. Te va manteniendo la atención desde el principio y te situa espacial y temporalmente en la escena. Y por no hablar del personaje principal... ¿Quién es? Es una casa con vida propia ¿no te parece?.

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  2. Hola, Lupita. No tienes porqué estar de acuerdo conmigo. Respecto a lo de Bradbury, la casa es inteligente, como las que están creando ahora, pero que, en la época del relato de Bradbury era una utopía.
    Y, ahora, sobre la Saga Tusitala: gracias por recordarme que se me había olvidado sobre el interlocutor; lo añadiré en cuanto se presente en el despacho de 45 en la siguiente entrega. No te preocupes, Lupita, que iré encajando las piezas en cada nueva publicación. Muchas gracias.

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