29 abr 2010

AVENIDA DEL 15 Y MEDIO

Como todas las tardes, Pedro y Santi habían ido a la Gran Vía para recoger metralla al rojo vivo. Habían llegado muy pronto para coger sitio en un portal próximo al edificio de Telefónica, que les servía de refugio; pero la artillería del bando nacional estaba siendo más implacable que de costumbre y estaba retrasando sus planes.
Por fin, dejaron de silbar los obuses y salieron corriendo a la calzada. Santi llevaba un cinturón con herramientas que había cogido del taller de carpintería de su padre y ambos una idea fija en sus cabezas: venganza.
En Chicote seguro que le encontrarían. Su corta edad no iba a ser obstáculo para que el corresponsal extranjero que se había propasado con Carmen recibiera un merecido escarmiento. No contaban con el nervioso dedo del miliciano que segó sus vidas. Otro error más, mientras la hermana de Pedro y el escritor tomaban un cóctel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario