19 oct 2010

El frío que renueva

Era una noche fría, húmeda y ventosa, cuando él, abotonándose bien el abrigo sobre su cuerpo consumido y alzando el cuello por encima de las orejas, observó el vapor que surgía de su boca. Inspiró el gélido aire y comenzó a soltarlo muy despacio. Haciendo pequeños movimientos con la cabeza intentaba hacer figuras y finalmente escribió su nombre, J A V I E R.
Miró a un lado y a otro y después de unos segundos se encaminó hacia el puente de piedra por la calle Real. Al llegar a uno de los miradores, justo a la mitad del puente, se detuvo. Inclinó su cuerpo por el balconcillo y observó la velocidad con la que bajaba el agua por el cauce del rio. Una vez más volvió a coger aire profundamente y ahora notó como entraba por su garganta y bajaba por su tráquea arañando las paredes. Cerró los ojos y durante unos minutos, un montón de imágenes empezaron a pasar por su cabeza de forma rápida, como las antiguas películas en blanco y negro. Una profunda tristeza y una buscada introversión habían hecho que viese la vida como algo duro, una carga excesivamente pesada que no estaba seguro de poder seguir soportando. Quería huir de la rutina, de la injusticia, de la violencia social que le había marcado. Pero le faltaba valor. ¡Soy un cobarde! Se decía interiormente. En un último deseo y antes de terminar, levantó la cabeza y dirigió su vista al otro lado del puente. Entonces algo le sobrevino de repente. Una sigilosa figura se acercaba a él lentamente. Al llegar a su lado le tomó del hombro y vació todo su aliento sobre su rostro. El vaho de su boca le hizo cerrar los ojos y al abrirlos… la figura había desaparecido.
La siguiente imagen la tuvo al llegar a su casa. Allí todo seguía igual. Su mujer ya estaba en la cama y le increpó por llegar a esas horas. ¡No hagas ruido, que mañana tengo que madrugar! Entonces descubrió que algo había cambiado, que él había cambiado. ¡Ha sido ese soplo de vida, ese nuevo aliento!
Fue entonces que empezó a quererse y a querer.

1 comentario:

  1. ¡Que bien! leyendo el relato lo he asimilado mejor que ayer en casa. ¿Quien seria el misterioso ser que le trasmite vida????. La verdad que la frase del principio da mucho juego. ¡GREAT! Marisa

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