30 oct 2010

¡ESTOY VOLANDO!


El viento aullaba tratando de entrar a toda costa por las ventanillas del tren . Pensé que el cristal cedería a la fuerza rabiosa del vendaval en cualquier momento y traté de prepararme para ello. Fue justo a la salida del interminable túnel cuando las ventanas saltaron en mil pedazos. Una fuerza irresistible me empujó hacia el exterior y entonces volamos de verdad.
Al principio tuve la impresión de que había sido disparado hacia el infinito igual que un proyectil, pero poco a poco la velocidad disminuyó y también el mareante vaivén incontrolado se fue calmando. Una nueva sensación (esta vez más agradable) siguió a las anteriores. Ahora me parecía estar surfeando entre nubes grises, acuosas, llenas de liquido que volcaban incansables sobre una especie de balón coloreado que seguramente era la tierra. Empecé a sentirme cómodo en mi nueva situación y pensé que después de todo esta aventura era de lo más adecuada para mí, a fin de cuentas yo era un aeroplano, algo frágil es verdad y sí queréis, un poco naif... Soy consciente de que un avión de papel de periódico parece poca cosa, pero estoy convencido de que no es así, y yo estaba dispuesto a correr todo tipo de riesgos para demostrarlo.
¿ Demostrarlo? ¿A quién? La realidad es que conocía pocos seres a quien demostrar nada. ¿Quizás a la Pajarita? pero... ¿Dónde estará ella? La última vez que la había visto fué en el tren, justo recién terminada. El viejecito se la acababa de regalar a su nieto y este, apenas había extendido la mano para coger el regalo, cuando la ráfaga de viento nos envolvió a los dos y nos hizo desaparecer por la ventanilla en un caos de terror.
_ No, no creo que vuelva a verla jamás -murmuré desanimado.- Ella nunca podrá volar como yo. ¡Es tan delicada!
Y seguí subiendo más y más arriba y traté de olvidarla cabalgando entre nubes de colores, hasta que, cansado, me acomodé en los jirones de las más altas.
_ Que bonitas... ¡Y son de color rosa! No tienen agua, ya se han vaciado, la tormenta pasó. Mejor me quedo descansando aquí. ¡Son tan suaves!
Me dormí. La verdad es que estaba extenuado. No sé cuánto tiempo descansé, hasta que algo... rozó una de mis alas.
_ ¡Pero si eres tú, Pajarita! ¿Cómo has llegado hasta aquí? Si... si tu no puedes volar.
_ Eso es lo que tu crees - contestó Pajarita sonriendo- ¿No vuelan los pajaritos? Pues las pajaritas también.O ¿que piensas? ¿Qué somos tontas? Un pelito machista me estás resultando...
_ ¡Oh, no, no, nada más lejos. Es que no había caído.
_ ¡Y más vale que no te caigas! Desde aquí el porrazo puede ser mortal.
_ Vaya, Pajarita, tengamos la fiesta en paz. Estamos aquí solos, en medio del universo ¿Y si nos lleváramos bien? Después de todo, tú a mi me gustas, la verdad es que me gustas desde que el abuelo terminó tu última doblez. Que por cierto, la tuvo que repetir un par de veces, pero al final quedaste muy graciosa y yo diría que hasta sexy.
_ ¡Ya estamos! Ahora empezamos con las zalamerías propias de tu sexo, pues que sepas que a mi se me gana con hechos, no con palabras vacías...
_ ¡Pajarita! No te diré más lo que siento, te lo demostraré. No te asustes, nos vamos de paseo.
La cogí lo más delicadamente que pude. Ella no se resistió y la coloque sobre mi espalda.
_ ¡Agárrate fuerte- le dije- Iremos a explorar otros lugares juntos. Siempre juntos. Si tú lo quieres...
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Aquí Avión dejó de contarnos su aventura, estaba demasiado ocupado tratando de conquistar a Pajarita.
Por esto, yo, narrador omnisciente, no tengo más remedio que continuar contando en que termino todo aquello.
Volaron y volaron. Ella cabalgando siempre sobre él. Muy juntos, amarraditos recorrieron el firmamento. Curiosearon en los agujeros negros que encontraban por todas partes, se detuvieron en planetas desconocidos y contemplaron con pena como la tierra se hacía cada vez más inhabitable. Y para cuando se cansaron de viajar, se habían acostumbrado el uno al otro. Entonces decidieron parar.
Sus frágiles cuerpos ya estaban demasiado deteriorados de tanto volar y pensaron regresar a la nube donde se habían encontrado hacía tanto... o tan poco tiempo.
Y Pajarita se acurrucó entre las alas de Avión, que la acogió con ternura mientras le susurraba sus sentimientos mas íntimos.
Mas tarde, una nube gris cargada de agua descargó parte de su lluvia sobre ellos, pero para entonces ya solo eran unas bolas arrugadas de papel que alguna vez... había sido un viejo periódico terrestre.

3 comentarios:

  1. Esta vez me he puesto tierna y yo diría que hasta cursi...Lupe ¿donde estas? Marisa

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  2. ¡Hola! Estoy aquí, en mi choza. Y, como llueve, entre chaparrón y chaparrón, me conecto a internet. Abro el blog y leo las cosas que publicas.
    Si, si quieres llámame cursi, pero a mí este cuento me parece, sencillamente, sublime, delicado, apasionado, tierno y... precioso.
    Muchos besitos y muchas gracias.

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  3. Está genial el cuento y muy buenas las fotos que agrega Lupe, haceis un buen tandem :)...Hace tiempo que no escribes nada Lupe, estás muy vaga

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