15 jun 2010
Los zapatos
¡Que horror de día!. Mi crisis nerviosa por el susto, aquel antipático policía haciendo preguntas, y yo como una autómata contestando...
_ No, no me enteré de nada, estaba durmiendo, no recuerdo haber dormido tan profundamente en años...
_ Y su familia ¿Dónde está?
_ Mi marido en la sierra, los sábados tiene partida de póquer con los amigos en Cercedilla, en un chalet que tengo allí. Mi hijo tampoco está...
_ ¿Dónde esta su hijo?
_ Pues... la verdad es que hace unos meses que no vive en casa.
_ ¿Por algún motivo digno de mención?
_ No... y sí . No se lleva muy allá con mi marido... Le molestó que me casara con su amigo del alma, ya sabe, los chicos son así, posesivos. ¡Dios que dolor de cabeza con tanta pregunta!
El policía me miraba de arriba abajo y me espetó...
_ Señora, a usted la han dormido... de ahí su dolor de cabeza ¿Estamos?. Y dé gracias a Dios que no la han matado, hoy día no se andan con remilgos. Dígame, la caja fuerte la abrieron con mucha facilidad, no está manipulada en absoluto, algo sorprendente...¿Que tenían en ella ?
_ Pues dinero... unos 200000 euros en efectivo. Una pequeña herencia de mi tía. Mi marido se empeñó en no ponerlo en el banco... hacienda... ya sabe. Lo usamos para el día a día. Nunca cerramos la caja... es muy sofisticada y abrirla un lío y como está camuflada detrás de un cuadro, la verdad nunca pasó nada.
_ Hasta que pasa señora, francamente no sé para que se molestan en tener cajas fuertes y todas detrás de algún cuadro. Patético. Bueno, a lo que vamos ¿Sospecha de alguien?. ¿Sabe mucha gente que los sábados se queda sola?
_ No, ni idea... He cambiado de servicio dos veces últimamente... pero no creo. Rumanas las dos... la última tenía un novio, nos hizo alguna chapuza en casa, buena gente, se fueron a Barcelona...
_ Pues señora, sepa que los ladrones fueron a tiro hecho, solo han tenido que romper un cristal, mover dos o tres cuadros de sitio y tan ricamente se han ido con el botín. Vamos más fácil imposible. Su marido, ¿por qué no vino a dormir anoche, le ha avisado de lo que pasó?
_ Si, estará al llegar....Hoy tenía que probar el horno que nos acaban de hacer, les tenía prometidas unas pizzas a los de la partida, no pensaba venir a dormir. Es buen cocinero cuando quiere. Oiga, tanta pregunta me está poniendo nerviosa.
_ Intente relajarse y tómese algún calmante mientras llega su marido.
_ Ramírez, vea si hay alguna huella, aunque seguro que llevaban guantes...
_ Señor aquí parece que solo hay pisadas de una persona, eso sí, con un montón de barro...
_ ¿Qué? ¿Solo fue una persona? Huellas de barro de solo un par de zapatos... Bien Ramírez, hay que averiguar que número calzaba y esas cosas. Tome fotos y muestras. Es curioso, en Madrid no ha llovido en meses. Entérese si en los alrededores o donde, ha hecho mal tiempo.
Yo seguía un poco ida, los escuchaba lejanos mientras los veía moverse de un lado a otro... en algún momento el tal Ramírez volvió al salón y me dijo.
_ Señora, ha llegado su hijo. Marius entró como una tromba en el salón. Nos abrazamos, luego me cogió de la mano y me llevó al sofá. Su sola presencia y desapareció por completo de mi mente la pesadilla de la noche anterior. Marius... tan fuerte, tan guapo.
_ Si, si, estoy bien amor mío, no, no te preocupes, ya ha pasado el susto. Inspector, mi marido Marius Tortora.
_ Inspector.
_ ¿Me permite unas preguntas Sr. Tórtora? Siéntese por favor. Dígame ¿A que hora se marchó usted anoche?
_ Pues serían las nueve, más o menos, siempre que tengo partida me voy tarde para evitar el tráfico de fin de semana ¿Verdad cariño?
_ Y... dígame ¿Estuvo toda la noche en Cercedilla?
_ Si, claro, después de la partida nos acostamos, algo tarde... aunque yo tenía que madrugar para hacer la comida, preparar la masa de la pizza y recoger sarmientos y raíces para el fuego, todo lleva un tiempo y mientras los otros duermen, yo voy preparando las cosas. Ya estaba todo a medio hacer cuando recibí el mensaje de mi esposa y...
_ Una curiosidad Sr. Tortora. ¿Qué tiempo hacía en el pueblo?
_ Pues serían las nueve de la mañana...
_ No, no me entiende. Le pregunto por el tiempo atmosférico...
_ ¡Oh! perdón, mi mal español. De canes, de perros... quiero decir. Lloviendo toda la noche...
_ Ya , ya veo. Bonitos zapatos...
_ Italianos, los compro siempre en Milán.
_ Pues los lleva hechos una pena, parece que se hubiera metido en un lodazal...
_ ¿En un qué?
_ Nada, olvídelo...
En aquel momento y solo entonces, me fijé en sus zapatos...
Etiquetas:
Grumpy-Relatos,
Relatos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo siento ,ha salido dos veces. No se borrarlo. Lupita ¿tu lo arreglas?. Otra cosa, no hay asesinato ,pero por los pelos...
ResponderEliminarMarisa:
ResponderEliminarYa ves que tus deseos son órdenes para mí.
Pero, continúa el relato y que se cargue al marido ¡por favor! Menudo cerdo,que le ha robado el dinero de la compra a la pobre...