5 may 2011

Saga Tusitala. Detrás de las sombras (En busca de Tusitala, 3)

45 regresó a la Biblioteca, reconociendo el terreno, y amistándose con los jefes y los empleados de la institución cultural. No había sombras por ninguna parte, y su retaca, pero corpulenta figura, le daba la apariencia de un enano de Minas Tirith.
Decidió que lo mejor era familiarizarse con los usuarios, y dejar 45 minutos para otros casos. Que él supiera, este era el caso más complejo. Tusitala había desaparecido, y nadie sabía como ha sido. Aún no le habían llamado para entrar en el Taller, presidido, de momento, por un tal David Cruz, experto en Dostoiévski, y de rostro bastante ruso. Parecía el hermano de Stalin, pero en versión miniyo.
45 preguntó si alguien conocía a Tusitala:
-¿Quién es ese?-le preguntaban a su vez.
-No. No lo conozco. No lo he visto nunca-era otra de las respuestas.
Ya no quedaban tantas sombras.
Dejó recepción, y se acercó a la Mesilla adonde sentarse para leer, y hacer vida social con los libros. Y con las personas.
Al lado de él, un tipo con bigote y breve perilla, acompañado de una bolsa roja y negra, permanecía concentrado leyendo un grueso libro de las Obras Completas de Borges. Vestía pantalón azul de chándal, sudadera a rayas, con la imagen o dibujo de un vaquero, con la leyenda Silverdust, y un par de chalecos azul oscuro, uno encima de otro como una cebolla.
45 se quedó observando al personaje, excéntrico a más no poder. Escuchó unos pasos femeninos, y como se acercaban al personaje, y los labios femeninos se abrieron, y soltaron:
-¿Qué le ha pasado a Tusitala?
Esas palabras eran mágicas. Por fin, una pista por la que empezar a investigar. 45 cogió su vehículo, y salió disparado como una bandada de pájaros, a batallar contra las sombras que se disponía a investigar.
-Robert Louis Balfour Stevenson-respondía algún graciosillo.

1 comentario:

  1. Hola, Zarigüeyos, aquí tenéis una nueva entrega de la Saga Tusitala. Se me ha descabalado un diálogo, pero queda mejor así, más absurdo, que es lo que busco. A disfrutarlo.

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