27 may 2011
SEÑORA, LO VEO MUY MALAMENTE
¿Por qué insistirían mis padres para que estudiase tanto? ¡Qué poca visión de futuro, Por Dios! Yo si alguna vez tengo un hijo, le mandaré a que se familiarice con el retrete. Sí, porque tú quieres haces una consulta sobre tus derechos, le pegas una patada a las páginas amarillas y tienes cincuenta de abogados que están deseando verte hoy mismo. Por el contrario, se te estropea el inodoro y hale, encuentra a un ñapas que no te deje sin trono hasta la semana que viene.
¡Cuidado! Que el mío viene haciéndome un favor ¿Eh? Porque soy compañera de trabajo del cuñado de los que hicieron la reforma general en la casa de mis vecinos de abajo. Que si no tengo ese enchufe, todavía puedo estar esperando ¡Uy! Si son las seis y media y dijo que vendría a las cinco. Desde luego…..Los fontaneros, electricistas y chapuzas saben que te tienen cogida por los circuitos.
Por cierto ¿Por qué van todos vestidos de azul? ¿Es que no les venden el mono de otro color? No sé, rojo que es más alegre. Si te viene una cuadrilla a casa es más fácil identificarles, e incluso nombrarles. Usted, el de amarillo no me deje el martillo en la escalera que se me raya. A ver el de verde ¿Cuánto hace que no lava lo que hay dentro del traje?
En fin, que yo cuando encontré a mi ecuatoriano fui feliz, tan dispuesto….Tardaba más de la cuenta y al final me cobraba al redondeo, pero le llamaba al móvil y siempre me lo cogía. Hasta que pensó que habíamos creado los vínculos necesarios entre brocha de pintura y cable de halógeno para pedirme que actuase de aval en la compra de su casa. Jolín, pues igual le sentó mal que le dijese que no, porque todavía estoy esperando a que venga a montarme los radiadores.
Etiquetas:
Raqui - Relatos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Que no se diga que no estoy colaborando activamente desde el toque que nos dio Ingrid ¿Eh?.... Por cierto, ¿Alguien conoce algún chapucillas de confianza? jeje
ResponderEliminarHola peque. Me he reído con tu escrito. Y efectivamente los dueños de nuestras vidas no son los políticos ni los banqueros, no, son los "chapucillas" que nos traen por la calle de la amargura para que nos resuelvan las pequeñas cosas de casa.
ResponderEliminarSi necesitas albañil o fontanero de confianza yo tengo unos muy majos (de momento)
Hasta muy prontito.
Hola, soy Hyeronymus, que perdí parte de mi cuenta. A mí el cuento me ha gustado. Pero el chapucillas del relato es un morros de cuidado.
ResponderEliminar¿Avalar un piso, el cliente? Ese tío es rumano, seguro.
Saludos
Gracias Lupe. En cuanto a lo otro, tomo nota por si surgen averías a las que haya que ponerle parche .... ;-)
ResponderEliminarRaquel, a pesar de que no quieres verlo, sí tienes sentido del humor. Me gusta el relato pero me quedo antes con el de la carta a los RRMM.
ResponderEliminarY lo de que te pidan que les avales para el piso, real como la vida misma.
Crucemos los dedos, que no tengamos averías, estamos en sus manos.
Un beso
Ingrid
A mí también me gustan más las rosquillitas. La verdad es que éste lo hice un poco a la carrera....Ya sabes....Como los últimos que he llevado a clase, vamos.
ResponderEliminarEstá bien el final, sin la carga dramática que sueles echarle, ya sabes. Aunque yo pensaba que con la llegada del ecuatoriano, tan solícito y tan feliz la prota con él, los vínculos creados llevarían a otra cosa más "tierna" que el puto aval. Pero bueno, los finales felices no están de moda.
ResponderEliminarY el "jolín" me mola