6 jun 2010

La vida sigue


La cena se enfriaba en la mesa y aunque era una simple tortilla de patatas, Ana lamentaba que no estuviese caliente cuando Juan llegara.

Las dos, las tres, las cuatro… Otra noche más se iba a la cama con el nudo en el estómago por no saber si habría cenado y cuándo y cómo llegaría.

A las siete, cuando los primeros rayos del sol entraban por la ventana, sonó el teléfono. Urgentemente al hospital. El drama se había producido.

Después la rueda de preguntas y los consentimientos. Más tarde, la soledad de una madre que no quiere vivir. A continuación, para otro ser humano, una vida nueva.

3 comentarios:

  1. Si así es a veces.... Estás hecha una currante...¿Has terminado el del tren?
    Un abrazo

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  2. ... y "cuándo" y "cómo" llegaría ...

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  3. Gracias. En cuanto pueda, lo arreglo.

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