23 may 2011

Código rojo. Espero instrucciones.

        A quien lea este mensaje. No sé quién eres, pero mis instrucciones dicen que eres mi contacto. Tampoco sé qué detalles conoces de la misión, y supongo que no me creerías desde cuándo te mando esto, tampoco estoy autorizado a decirlo. Lo que hice nunca se hubiera entendido y tuve que huir. No encontraron dónde, por lo que decidieron cuándo. Estoy bien, sé que hice lo correcto, porque sé cómo son ahora las cosas, en este tiempo ya nadie se acuerda de aquello, y todo es mejor. Sin embargo, algo ha ocurrido que me obliga a ponerme en contacto contigo, porque no sé qué pasará esta vez y hay que actuar con urgencia. Paso a informar de lo sucedido. Daré algunos detalles adicionales que creo que son importantes.  
        Esta mañana he salido a la calle con el afán habitual en estos tiempos, feliz, motivado, cargado con un optimismo socializado que también se ha hecho conmigo, y me encanta. Qué bien os vendría. Además es primavera, los Mayos siguen siendo iguales, la ciudad luce espléndida como queriendo dar relumbrón a esta jornada tan importante. Ya me encuentro bien, mis extraños problemas de sueño acabaron, llevo un par de semanas sin ellos, y me sentía totalmente despierto y animado. Hoy todos tenemos la misión de que todo siga así, a eso iba. 
        Me crucé con Antonio, mi vecino. Es funcionario y es feliz hace tiempo porque ahora trabaja desde casa, como muchos aquí, y eso le permite disfrutar también de su vida personal y familiar, va por su segunda novela y empieza a tener éxito, nada que ver con lo de antes. Me preguntó por Marquitos, mi hijo, el de aquí, el deportista. Le he dicho que muy bien, que sus marcas mejoran día a día y tiene muchas posibilidades de ir al equipo europeo. Desde que los bancos becan a los chicos que despuntan, en lo que sea, el deporte, la música, tienen muy buenas notas, no sé, cualquier cosa útil, la mayoría de los jóvenes de hoy se esfuerzan porque saben que tienen un futuro, que serán algo el día de mañana. Por eso estoy contento con Marquitos, llegará lejos. Y a Pepa, mi mujer, la de aquí, también le ha venido muy bien. Su accidente le provocó una depresión importante, pero la superó sin demasiados problemas, con nuestro apoyo y el comportamiento intachable de las compañías de seguros; con la pensión de la Unión y la privada, aunque ya no puede trabajar prácticamente mantenemos nuestro poder adquisitivo. Debo reconocer que los impuestos ahora sirven para algo. He saludado también a Noelia, que se iba a San Sebastián a visitar a su hijo, Guardia Civil. Me dice que le encanta ir a verlo, no sólo porque él es feliz allí, sino porque se pone morada a pinchos, la ciudad mantiene esa tradición. Pero vuelvo a lo importante. 
        Hoy es día de Elecciones. La verdad es que lo tengo claro. Martínez Lázaro Estremera lo está haciendo muy bien, yo creo que es un buen Presidente, disfrutamos de un crecimiento sostenido en la Unión, al que se han sumado los del Este, y ya sin deterioro medio-ambiental, y eso es bueno para todos. Además, su estilo de vida es muy correcto, gana dinero, pero se lo merece por el trabajo que hace. Dejó su empresa, en la que tenía un buen puesto y un futuro prometedor, pero su gestión pública es perfecta y se ha ganado un gran prestigio popular. Es mi opción. Y eso que García Goicoetxea Llopis no es mala, me cae bien, creo que podría hacer un buen trabajo, pero todavía es joven; ahora se valora de nuevo la experiencia y se apuesta por ella; ya tendrá García su oportunidad. Los otros dos candidatos tampoco deben ser malos, no los conozco mucho, algunos en la oficina me han dicho que se decantan por ellos, pero qué quieres que te diga, me gusta lo que hay y hago lo que considero correcto. Una segunda legislatura y a cambiar. Dicen las encuestas que va a estar muy reñido entre los cuatro, nadie se atreve a dar un resultado. La verdad es que es mejor así, es una democracia real ya, yo creo que es la clave de esta prosperidad.  
        Lo que me sorprendió fue lo que me dijo Ramírez acerca de lo que llaman la quinta opción, era algo a lo que yo no le había prestado mucha atención. Me contó que es un nuevo partido con ideas nuevas, que está empezando a tener muchos adeptos. Además se comenta que su líder viene de muy buena familia. Decidí interesarme en ellos. 
        Llegué al Colegio y me acerqué a la mesa. Iba a coger mi papeleta y disponerme a votar cuando me acordé de lo de la quinta opción y, por pura curiosidad, fui a ver quiénes eran. Antes aproveché para saludar a Roberto, tenía la suerte de ser presidente en la Mesa B, apellidos de la L a la Z. No me costó encontrar la información del nuevo partido. Cogí su panfleto, un documento muy bien elaborado: Ayudas a las PYMES, equilibrio presupuestario, fondos sociales, fomento a la exportación. Fantástico, pensé, lo que debe ser. Y seguí: ideología de izquierda, dedica una página entera a explicar qué es eso de izquierda, economía sostenible, alianza de civilizaciones. Fue cuando me asusté, no es posible. Aquí nadie recuerda nada de aquello, pero yo sí. Busqué quién lidera el partido, y aparece la foto de un tal Lagasca Romanones Zapatero. ¡Maldita sea! Son ellos. ¿Qué podía hacer? Fui entrenado para tomar decisiones rápidas por lo que, sin perder los nervios y sin que nadie se diera cuenta, puedo garantizar que nadie me vio, cogí una papeleta de su partido y escribí con mi mano izquierda: “Sabía que volveríais. Acabé con vosotros y con todos los demás una vez y lo volveré a hacer. No os necesitamos. Desapareced o daos por muertos”. Me acerqué a la mesa y deposité mi voto con naturalidad. 
        Esta es la razón de mi mensaje urgente. Ahora saben que estoy aquí. Volverán a intentar cazarme antes de acabar con ellos. Y no sé si podré de nuevo. Si no es así, tendréis que elegir a otro para que lo haga y enviarlo aquí. Espero instrucciones.

1 comentario:

  1. Jose, este me ha gustado más. Es más clara la presentación del personaje, porque te sitúa de dónde proviene el agente que viaja en el tiempo. Lo has mejorado. Me quito el sombrero, Maestro. Este es más claro, y nada confuso. Recuerda que lo importante es dar una pequeña información al lector, y el resto es narrar. Estupendo. Sigue así.

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