-Muy sencillo, soy 45.
-Los ladrones lo dejaron en el lugar más obvio, dónde nadie buscva porque está a la vista. Además, coleccionan Playboys. Creyeron que, dejándolo a la vista, pero oculto en el lugar más visible, nadie se daría cuenta.
-Interesante. El lingote brilla en sus manos.
-Sí. Hace bonito. Pero sigamos. Rompieron una ventana de su chalet creyendo que así, despistarían al personal. Se llevaron el ordenador, y algunas joyas para confundir, pero con las prisas los que se despistaron fueron ellos. Pensaban en regresar en otro momento. Sin duda, tenían mucha prisa y no les sobraba tiempo. Entonces, al examinar el lugar del robo, observé que algo brillaba, en el revistero. Por cierto, ¡qué casa más grande tiene usted!
-Gracias, me lo dice mucha gente.
-No se lo crea mucho.
-Ups...
-Entonces, el brillo que había debajo de un trapo sucio entre las revistas era el del lingote. Lo examiné y acerté. Y aquí lo tiene. No se olvide de pagarme los honorarios.
-¿Algo más, por las molestias, 45?
-Bueno, sí, los ejemplares de Hefner. Todos.
El cliente dudó un poco:
-Trato hecho-y se dieron la mano, para cerrar el reciente trato.
¿Para qué quiere 45 las publicaciones? Tampoco yo lo sé. Si lo dilucidaramos no habría misterio que resolver.
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