¡Imbéciles! ¡Se creen que no me he dado cuenta!
Andrés ha cogido una manzana que ha guardado en su bolsillo y Gloria una naranja.
¡Algo traman! Se han pasado el día cuchicheando.
Desde mi ventana les he visto dirigirse al jardín.
Les he seguido y les he espiado.
En el banco de piedra, cobijados por la luna llena, compartían sus frutas.
¡Esto no puede ser!
En la residencia hay normas y con ochenta años uno debe saber comportarse.
¡Además! Yo ya estaba cuando él llegó. ¿Por qué no se fijó en mí?
Mañana voy a contárselo al director.
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