45 y la mujer fatal

Ella abrió las puerta del despacho, y la estancia se iluminó:
-¿Sabe a qué he venido?-preguntó, mientras encendía un cigarrillo y lo abrazaba en sus jugosos labios.
-Se lo puedo decir en 45 minutos.
-No tengo tanto tiempo-replicó ella. Y tomó el cigarrillo entre sus delicadas garras.
-En ese caso, seré breve-dijo 45.

-Hable. Le escucho- y la mujer se sentó en la silla, que crujió ante su breve peso; pero, seguramente, por razones muy distintas para las que había sido creada.

-Empiezo-dijo 45, mientras le pedía que no le molestara con el humo del cigarrillo-Mis pulmones son muy delicados.

-Pues no lo parece. Da la sensación de ser más robusto.

-Al grano: usted viste de negro. Su marido ha muerto recientemente; pero va muy escotada, de manera que no significó nada para usted. Él no murió de forma natural, así que deduzco que, en todo caso, buscó un cómplice. Este le pidió una cantidad de dinero, usted se negó. Después de cargarse a su difunto. Y ahora, busca una manera de parecer inocente. Se cargó al cómplice, y está buscando otro.

-¿Cómo lo ha sabido?

-Soy 45, no lo olvide. Además, sabía que me iba a hacer una visita, y llamé a la policía. Su visita ha sido en vano.

-¿Cómo se atreve?

-No espere que silbe.

La mujer fatal buscó en su bolso de marca, una pequeña pistolita.

-También sé que guarda una pistolita.

-¿Quién se lo ha dicho?

_No puedo revelarlo porque ha de ser un extrañamiento o sueño de la ficción,¿comprende?

-Da igual-añadió la mujer-usted, 45, va a morir.

-¡Qué convencional! ¡Qué falta de originalidad!

En ese instante, penetraron en el despacho los agentes de la Policía. Gritaron, ¡alto!, y esposaron a la asesina.

-Gracias, 45, llevamos siguiéndola la pista desde Los Ángeles. Su detención se ha retrasado por nuestra torpeza.

-Pues ha llegado a Madrid..., tengan más cuidado.

Finalizado el caso, 45 tuvo un solo pensamiento en la cabeza:"¡Caramba! En esta ocasión no he cobrado. Espero que no se vuelva a repetir".